Picantería arequipeña: Patrimonio Cultural del Perú

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Esta mañana no pudo ser más auspiciosa: la picantería arequipeña ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Nación. La noticia no sólo nos alegró el alma sino también excitó nuestras papilas gustativas para zambullirnos en algunos de los humeantes y provocativos platos de la cocina local, en especial el de hoy: la chochoca.

 El Ministerio de Cultura ha sido la protagonista de hecho histórico a través de la Resolución Viceministerial Nº 033-2014-VMPCIC-MC que declara Patrimonio Cultural de la Nación a la Picantería Arequipeña. La argumentación es que la picantería es un espacio social de interacción entre pobladores de diversas clases sociales cuya característica principal es la preparación y venta de comidas y bebidas típicas de esta región. A ese razonamiento creo que le faltó que la picantería es también un recinto de degustación celestial.

 Hay que reconocer que dicha designación no  cae del cielo, pues conozco de cerca el denodado trabajo de Alonso Ruiz Rosas para que esto se concretice, primero a través la publicación de una obra maravillosa como es La Gran Cocina Mestiza de Arequipa , acompañado de la formación de la Sociedad Picantera de Arequipa, luego la organización de festivales picanteros, la propuesta legal y todo engorroso trabajo que significa que nuestro Estado designe a la cocina arequipeña como Patrimonio Cultural de la Nacional.

 Creo que este hecho no sólo debe alegrarnos y enorgullecernos, sino también reconocer que tal designación viene acompañada de tareas y responsabilidades, pues se abre un abanico de proyectos y actividades para enriquecer, difundir y tutelar nuestra cocina local, y eso debe comprometernos a todos, empezando por nuestra autoridades y secundado por la legión de amantes de nuestros chupes y guisos. Así que hoy, miércoles de chochoca, tenemos la obligación de ir a la picantería de nuestros barrios y luego a chambear para que nuestra cocina siga creciendo.

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Un comentario

  • Me parece muy corto nombrar a los que hicieron posible este reconocimiento. Antes del citado autor, hubo mucha gente que sin pensar en buscar galardones y espacios económicos privados, contribuyo con la difusión de la cultura alimentaria de Arequipa.

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