Terremoto y resiliencia

terre.jpg

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero muchas veces son necesarias para evaluar nuestra situación. La noche de ayer el norte chileno sufrió un terremoto de 8.3 grados, y hasta hoy se reportan cinco lamentables muertos y pequeños daños materiales. A diferencia del terremoto que sufrieron en el 2010, los efectos han sido mínimos; es decir en cuatro años demostraron que aprendieron la lección. Nosotros sufrimos en el 2007 un terremoto de similares magnitudes y las ciudades de Pisco e Ica siguen casi derruidas. ¿Qué hubiese pasado si nosotros el día de ayer sufríamos ese terremoto de 8.3? Estoy seguro que no estaríamos aquí para contarla.

Lo que nos han demostrado los chilenos es que ya se han convertido en una sociedad resiliente; es decir, reconocerse como un país muy expuesto a las amenazas naturales y saber resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna y eficaz, lo que incluye la prevención y la restauración de sus estructuras y funciones básicas.

 Ayer veía por televisión como en cuestión de minutos ciudades enteras del norte chileno habían sido evacuadas. Paralelamente, veía las súplicas que se les tenía que hacer a la gente de los balnearios limeños para que también tomen medidas de prevención ante la posibilidad de un tsunami, quienes respondían orgullosos con su cultura alpinchista. Es decir, parece que nosotros ni siquiera nos hemos dado cuenta que  vivimos en una de las zonas más inestables del continente. Lamentablemente, tenemos características geológicas, geomorfológicas, hidrometeorológicas y sísmicas  de alto grado, pero no aprendemos. Lo que sí sabemos es, en medio del desastre, rezar “Dios mío, aplaca tu ira” y luego lloriquear frente a la autoridad para que nos reconstruya la casa que levantamos en una zona que era de total riesgo.

 En nuestro país tenemos un Plan Nacional de Prevención de Riesgo de Desastres; es más, estamos adscritos al Marco de Acción de Hyogo, el acuerdo mundial dirigido a la reducción considerable de las pérdidas ocasionadas por los desastres, tanto de vidas como de bienes sociales, económicos y ambientales; es decir, cuan resilientes somos. El próximo año se realizará un encuentro mundial para rendir cuenta de cuánto hemos avanzado.  ¿Hemos avanzado? Lo ocurrido ayer y los escombros de Pisco e Ica parecen demostrar que aún no.

 


Puntuación: 0 / Votos: 0

Un comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *