Aumento salarial vs. reforma estatal

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Es de todos conocido que nuestro mandatario no es un letrado. El es un militar que apostó, con buena fortuna, por la política y allí lo vemos, intentando  gobernar un país que aún no termina de comprender.  No se le puede pedir más, solo queda esperar que finalice la mitad del mandato que le falta recorrer  y que para el 2016 apostemos por otro con mejores cualidades, cosa por cierto harto difícil dada nuestra escasa cultura política y práctica democrática.

Es para todos conocido que el problema de nuestro mandatario se reproduce en su equipo partidario de gobierno. Sabemos que no tiene cuadros y lo peor es que en todo este tiempo no ha salido ninguno que de fuegos. Por eso es que las miradas han estado centradas en los técnicos, principalmente del MEF, que viene mostrando buenos resultados, por lo menos en las cifras macroeconómicas. Sin embargo, parece que ya están agotados y que, por tanto, requieren cambios urgentes. Otra cosa no podemos pensar cuando han salido a defender el tema de los aumentos  a los ministros con el argumento de que eso es necesario para “la reforma y eficiencia del Estado, a través de la meritocracia  y modernidad”.

 Cuando asumió sus funciones, nuestro mandatario habló de la urgente necesidad de reformar el Estado. La principal seña de esa reforma fue a través de Servir, pero sabemos que por debilidad política no prosperó y prácticamente se archivó. El gobierno parece haberlo retomado con el aumento remunerativo a los ministros.  creo qes una mala decisión, pues sigo el tema de la reforma del nuestro Estado desde hace tiempo y en todo lo que he consultado,  nadie cree que hay que empezarlo “aumentando el sueldo a los ministros”. Eso no sólo es antitécnico sino, políticamente, una peligrosa torpeza.

 Nuestro mandatario y el equipo del MEF debieran recordar que reformar y modernizar el Estado no es para mejorar sueldos y mucho menos a empezando con los ministros, como viene sosteniendo, sino que la principal función de la reforma es mejorar la condiciones para el desarrollo humano de todo el país. Desde esa perspectiva teórica, la reforma tiene varios ejes que van desde la  voluntad y el diseño político, hasta la reconección de la política con la economía que implica abordar los componentes económicos e institucionales.

 Solo en este último punto (los económicos e institucionales),  los especialistas viene reclamando varias reformas esenciales y algunas transversales. Entre las esenciales están las del sistema político, poder judicial, sistema de seguridad, administración  y sistema social; y entre las transversales, desde hace mucho tiempo se viene reclamando el de la descentralización y  la política anticorrupción.

 Como ven, en todo este rico debate nadie sostiene que la bendita reforma estatal empieza aumentando el sueldo a los ministros. Esa es una nueva patinada que le costará a Ollanta perder los pocos puntos de aprobación que consiguió por el resultado de La Haya. ¿Qué los ministros merecen ganar más? Efectivamente, como todo el sector estatal, pero eso debe hacerse dentro de una política integral que, efectivamente, se encuadre en una reforma estatal que logre la modernidad que todos reclamamos.

 Dudo que dicho aumento logre eso, pues para empezar pocas veces la conducción de los ministerios se deciden técnicamente, pues son cargos eminentemente políticos, y está bien que así lo sean. ¿Qué eso repele a los técnicos calificados? Pero, ¿quién cree que a esos técnicos calificados les paga el Estado, ya nadie se acuerda que para eso hay planillas doradas, como las del PNUD?

 Definitivamente, Castilla ha patinado en este tema lo cual indica que,  o está cansado o ha querido dar una seña voluntaria para que lo cambien.

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