Custodio Arias

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Siempre nos recibía con una enorme sonrisa y una mirada díscola que parecían aumentar  con el movimiento de sus, también, enormes anteojos. Inmediatamente  nos hacía pasar a su oficina de CEPES, institución que fundó y que mantenía con cariño y tesón, para luego ordenar e invitarte un cafecito o infusión.  Ante cualquier proyecto o iniciativa nunca ponía peros y terminaba siendo el más entusiasmado. Así es como recuerdo a Custodio Arias.

Fuimos compañeros de estudios  doctorales en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, luego nos reencontraríamos compartiendo responsabilidades gremiales en el Colegio de Sociólogos e, incluso, participamos de un proyecto binacional con la Universidad de Barcelona a donde fuimos invitados. Luego de las jornadas académicas, fue el más animoso para viajar y seguir conociendo el territorio español.   Siempre con su amplia sonrisa y mirada revoltosa.

Esta mañana, la sofisticación de los nuevos aparatejos celulares,  me despertaron para anunciarme la triste noticia que Custodio, Cucho para sus amigos, nos dejó físicamente para siempre. Por suerte están los recuerdos, las fotos y su producción intelectual, aquella ligada a su eterna pasión y desvelo: la cuestión agraria. Todo eso queda para que Cucho siempre viva en nuestra memoria.

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