UNSA: ojalás

Esta semana, la Universidad Nacional de San Agustín, nuestra principal Casa Superior de Estudios, estuvo convulsionada por la toma de locales del área de sociales, protagonizada por los estudiantes de derecho. Eso ocurrió el martes, al día siguiente fueron emulados por los estudiantes de Ciencias sociales quienes también se aunaron a la protesta que tenía un solo objetivo: anular el concurso docente que viene ocurriendo en esas facultades, puesto que, según los alumnos, sería doblemente tramposo: 1) por la organización del concurso que termina favoreciendo a los amigotes o allegados al poder universitario; y 2), porque los afortunados (amigotes o allegados al poder) son de una medianía paralizante.

La denuncia de los alumnos agustinos no es una novedad. Está harto documentado y demostrado que nuestra principal Casa de Estudios ya tiene un recorrido de buenos años atravesado por la corrupción dirigida desde la cabeza del poder. Es más, su ex rector, Rolando Cornejo ya ha sido condenado por uno de los varios delitos que se le imputa, y de seguro que las nuevas autoridades correrán la misma suerte porque poco o nada ha cambiado en términos de administración universitaria.

Así que la denuncia de corrupción de los agustinos de derecho y ciencias sociales no es una novedad. Lo que sí es una novedad es justamente ese acto de denuncia, pues si algo contribuyó significativamente a que la UNSA se desmorone, fue la actuación de un estudiantado agustino que estuvo aplastado por la desidia, e, incluso, complicidad. El estudiantado agustino tiene pues, en parte, responsabilidad en lo que hoy se ha convertido la universidad agustina. Las otras partes de esa responsabilidad, recae en los docentes e, incluso, la misma Arequipa, que veía el hundimiento sistemático de la UNSA, también con indiferencia e inacción.

Las renacidas protestas de los estudiantes, protagonizadas esta semana, rechazando la corrupción y solicitando mejoras académicas en la universidad agustina, ¿serán auténticas? Ojalá que sí, pues aunque muchos crean que esta institución ya es insalvable, hay que seguir pensando que, aunque sea por una cuestión de fe, esta universidad es demasiado importante para que termine devorada por una sarta grisácea que mañosamente asaltó el poder y que lucha por eternizarse.

Aunque sea por una cuestión de fe, hay que seguir creyendo que en la UNSA hay una inteligencia, personal e institucional, que mira a la universidad como un espacio para seguir actuando inteligentemente, en bien de la ciencia, la profesión, la tecnología y la sociedad. Ojalá que esa inteligencia, que pareciera estar hasta hoy ausente, esté incubada y representada en esos alumnos que tomaron los locales universitarios esta semana rechazando la corrupción y pidiendo, a gritos, mejores profesores, más bibliotecas y laboratorios. Ojalá, quiera Dios. La situación actual de la UNSA es tal que ya no amerita políticas, planes y estrategias de desarrollo. Hoy su situación amerita ojalás; es decir, rosarios y velas prendidas.

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Un comentario

  • "Las otras partes de esa responsabilidad, recae en los docentes e, incluso, la misma Arequipa, que veía el hundimiento sistemático de la UNSA, también con indiferencia e inacción"

    Genial!!!

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