Buscando gente

“Una cosa es con guitarra y otra con cajón”. Ese dicho debe estar resonando en el oído de los humalistas, ayer incendiarios, hoy gobierno, sin saber cómo atar o desatar ese monstruo que es el Estado. Eso puede observarse en la inacción, hasta ahora, del inaugurado gobierno y del silencio de nuestro nuevo mandatario, pero también lo he podido corroborar viendo la preocupación de los supuestos líderes locales que no saben a quién poner en varios cargos que están ausentes. Es decir, están buscando gente. Obviamente que hay allí una gran contradicción o disputa entre los que desean que esa

gente tenga cierta calidad técnica y profesional, frente a los apetitos de aquellos que, con justeza, piensan que han llegado al gobierno para saquearlo. Es decir, el espíritu weberiano del sultanismo, puesto nuevamente en marcha. Eso viene ocurriendo en todo ámbito. A nivel nacional se puso de manifiesto por la tardanza en presentar el gabinete completo, así como la inacción que hasta hora viene demostrando. Es decir, ha pasado casi un mes y ni siquiera hay una propuesta legislativa (en ese sentido, el sonsonete del cambio constitucional, así como la liberación de Antauro o el atentado a la hija de Regiardo, han servido como buenos distractores).

A nivel local también es evidente que hay una búsqueda de gente y así me lo han hecho saber alumnos muy ligados al humalismo. En Arequipa necesitan, por lo menos 250 personas, a nivel nacional, se calcula que son por lo menos 6,000. ¿Los encontrarán?

Ojalá que esa búsqueda termine pronto, pues lo que pone en evidencia, por un lado, es la improvisación del actual gobierno; es decir, todo parece indicar que no estuvo preparada para tomar el timón del Estado; y por el otro, esa búsqueda pone en evidencia cuán difícil es encontrar profesionales o técnicos que tengan un mínimo de experiencia en la conducción de la cosa pública. Claro, esa tarea se torna difícil si es que se asume con responsabilidad; es decir, querer realmente gobernar el país. Pero quizá lo que prime será, simplemente, satisfacer el apetito clientelista de quienes hoy se sienten con derecho de ocupar un puesto en el gobierno, ya sea por los aportes que hicieron u otras razones. Ojalá me equivoque.

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