Incertidumbre y poderes fácticos

Ya estamos a dos semanas de la primera vuelta electoral y poco o nada se ha aclarado la situación, pues sigue la desazón y el desconcierto por tener como finalistas a dos de los candidatos menos deseados por la lógica o mínimo sentido común. Pero esa es la realidad: seremos gobernados por uno de ellos; es decir, por lo ilógico y sinsentido. Eso es lo que hemos querido, o mejor dicho eso es lo que ha querido nuestra mezquina clase política que actúa, ya lo he dicho, con la premisa de “si no soy yo, que se jodan todos”.

Me reafirmo en esta idea porque esta situación no es el resultado, como muchos lo quieren hacer ver, de las “injustas estructuras del país”. Es decir, esta situación tiene poco que ver con la economía. Mi hipótesis es que el desmadre coyuntural que vivimos es producto de la cultura, de la política; o mejor dicho, de la actitud nuestra seudo clase política.

Pero ya no se trata de seguir llorando sobre leche derramada y lo que conviene es asumir la realidad e intentar encontrar algo de sentido a todo esto. En ese punto es que envidio a los empresarios y en la cúpula de nuestra seudo clase política, pues sabemos que ellos, sea la situación que sea, igual salen ganando, igual se reacomodan y saca provecho para seguir medrando. Ese pragmatismo, realmente resulta útil en estos momentos de incertidumbre.

Pero siguiendo con la tarea de encontrar algo de lógica al actual momento, he hecho con varios periodistas que me consultan, el ejercicio de sumar a la actual coyuntura la poderes fácticos que existen en toda sociedad y que en momentos como los actuales, juegan un partido aparte que muchas veces resulta determinante. Me refiero a los empresarios, los medios de comunicación, el ejército y la iglesia. Es decir, es bueno analizar con quién, Ollanta o Keiko, se sentirán mejor estos poderes para los próximos cinco años?

A esos poderes fácticos tradicionales, en nuestro país hay que sumarle un par más dada la gran influencia que tiene para el plazo mediato. Esos son Estados Unidos y el propio Alan García que, definitivamente, también juega su propio partido en vista de sus aspiraciones al 2016. Es decir, también hay que preguntarse con quién se sentirá mejor García y el gobierno americano para los próximos años, con Keiko u Ollanta?

Creo que es bueno hacer este ejercicio para dejar de pensar que la actual coyuntura la resuelven únicamente nuestros votantes. Sabemos que no es así, mucho menos reconociendo el escaso nivel político que tenemos y además porque lo que prima al momento de decidir es la sinrazón.

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