Harry Potter y las reliquias de la muerte

Nuevamente en pantalla el niño brujo (ahora adolescente) más famoso del cine, para contarnos el final de su historia. Como era de esperarse, debido al gran éxito comercial de la serie, dicho final está contado en dos partes. La primera, navideñamente, acaba de estrenarse mundialmente y la segunda (ojalá, el verdadero final) se estrenará en fiestas patrias.

Para los que siguen a Potter desde las novelas de J.K. Rowling, sabrán que lo que viene en esta versión cinematográfica es la guerra con Lord Voldemort, quien intentará por todos los medios de deshacerse de Potter y así evitar que se cumpla la profecía de su derrota.

Demostrando su experiencia en el manejo de la historia por haber dirigido anteriormente dos capítulos de la saga, David Yates quiere brindarnos un Potter dirigido prioritariamente a un grupo adulto. Es así que gran parte de este primer final se desarrolla en una tienda de campaña en los bosques donde se esconden Potter con sus inseparables amigos, Ron y Hermione, escenario perfecto para darle ese tono lúgubre que a los personajes les permitirá descubrir la leyenda de las Reliquias de la Muerte, pero que al público le transmitirá esa sensación de suspenso con ritmo trepidante.

Aunque suene contradictorio, advertimos que hay que ver este final de Potter reconociendo que no es el final, pues luego de los ciento y picos minutos, van a quedar muchos cabos sueltos de los varios temas que propone la historia; por tanto, no hay resolución alguna.

Como para dejarnos con la miel en los labios y esperar ansiosos el final final.