Del Real Plaza al Real Caos

Así como hemos celebrado la revolución comercial y urbana que se inició silenciosamente en nuestra ciudad hace diez años y que hoy ha estallado en toda su magnitud, expresándose en los mega centros comerciales que ya empezaron a inaugurarse, así también advertimos de los problemas que eso generaría si es que no se tomaban las precauciones del caso. Obviamente, no se tomaron esas previsiones y sucedió lo que tenía que suceder en una ciudad que crece a tontas: el desmadre total.

No hay otra manera de describir lo que ha ocasionado la inauguración del centro comercial Real Plaza, pues ha hecho de la ya vetusta, enredada y aglomerada avenida El Ejército una vía mucho más fea, caótica y congestionada. Si a eso le sumamos las siempre pasmosas decisiones de nuestras autoridades de “renovar” las calles y pistas adyacentes en plazos ad infinitum, entonces vemos que esa avenida, una de las principal entrada a la ciudad, se ha transformado en un real desmadre infernal.

¿Cómo es qué llegamos a eso? Según los expertos, ha ocurrido lo de siempre: la combina perfecta entre la mediocre y corrupta gestión edil (distrital y provincial) con la desmedida codicia de los inversionistas. Es decir, las autoridades ediles “no sabían” de lo inadecuado que es construir tremenda mole en una avenida desde ya congestionada, o en todo caso “se olvidaron” de pedir los estudios pertinentes y, por el otro lado, los inversionistas que no ceden los metros convenientes de terreno que podría facilitar los accesos y así evitar tamaño desmadre. ¿Y dónde están las organizaciones de la sociedad civil que se desgarran las vestiduras cuándo desde la gestión pública se plantean obras que facilitarían la circulación vial de la ciudad, y presentan cientos de recursos de amparo, solicitando todo tipo de estudios? ¿Por qué no reaccionan de la misma manera cuando viene al capital privado y construye en nuestras narices esas moles monstruosas? Curiosamente, “no se dan cuenta”.

Y no sólo es el caso del Real Plaza con la Av. Ejército, pues ya todos advierten que sucederá lo mismo con el Gran Centro Comercial Lambramani y las avenidas que la circundan, lo cual pone en evidencia que el by pass construido y celebrado fanfarronamente por el saliente alcalde Balbuena, de poco o nada servirá.

Estos casos deben ser una llamada de alerta al proceso por el que viene atravesando la ciudad de Arequipa. Es bueno que halla estallado un boom de inversión comercial y crecimiento urbano, pues podría ser la antesala a un desarrollo económico y mucho mejor si también es social. Pero, como vemos, si sólo con la inversión comercial nuestras autoridades no reaccionan y se embaucan generando mayor caos, afeando la ciudad y desmejorando la calidad de vida de los arequipeños, entonces las posibilidades que esa inversión dé el esperado salto cualitativo hacia el desarrollo de nuestra ciudad, se habrán frustrado. Y ese paso, el del desarrollo, no le corresponde a la inversión o al capital, ya que para ellos lo único animoso es la especulación y ganancia. El tema del desarrollo es una responsabilidad que les compete a nuestras autoridades. Ojalá lo entiendan.

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