Isla siniestra

Después del documental que hiciera sobre los fabulosos Rolling Stones, Martin Scorcese regresa a la pantalla grande con este thriller psicológico que, basado en la novela de Dennis Lehane, roza la frontera de lo terrorífico, pero de manera velada

Nuevamente de la mano con Leonardo DiCaprio como actor principal, el director de clásicos como Taxi driver, La última tentación de Cristo o Infiltrados por la que casi honoríficamente recibió un Oscar, nos introduce en los traumas de un par de agentes policiales que en un hospital siquiátrico tienen que resolver la misteriosa desaparición de una paciente. Como es de esperarse, el desenlace es de una superposición de roles que nos remonta a una historia hartamente tratada en el cine.

Es decir, con esta cinta Scorcese ingresa al género del suspenso latente con fábulas paralelas y entecruzadas (en este caso se destaca los fantasmas de la segunda guerra mundial, el anticomunismo, la perversa práctica psiquiátrica cincuentera, la persecución a los criminales nazis, etc.), que luego se van a unir como un rompecabezas armónico. Ese estilo e incluso la historia de Isla Siniestra es ya manida, pero bajo la mano de Scorcese, lo trillado adquiere nuevos bríos que capturan al espectador para evitar que se adelante al final.

Aunque la cinta nos obliga a estar un poco más de dos horas, éstas no se sienten porque, además, el sonido se constituye de por sí en una de las estrellas de la película, ayudándonos a permanecer al filo del asiento.