Ceguera

En una convulsionada ciudad, de repente y sin mediar ninguna explicación, la gente empieza a quedarse ciega. A partir de allí suceden una serie de acontecimientos que terminan enclaustrando a los afectados. Como apestados, se les encierra mientras se encuentra la cura o, por lo menos, la explicación a tan raro suceso.

Esta historia no es de Night Shyamalan, experto en lo inusitado, inexplicable e ilógico y mucho menos hablamos del bodrio de Cuarentena, sino de la reciente producción de Fernando Meirelles, quien se ha inspirado en una novela del Nóbel José Saramago, (Ensayo sobre la ceguera) que reflexiona a partir de imaginar qué pasaría si, de repente, todo el mundo se quedase ciego.

Quienes han leído la obra del Nóbel no traten de encontrar un símil en este traslado a la pantalla grande que sólo rescata algunos de los aspectos que el literato ha querido transmitir.

De la cinta, sólo le reconocemos los planos blancos y algunas actuaciones interesantes de ese puñado de buenos actores que se reúnen en la película, pero nada más. Ahora, si después de verla le provoca zambullirse en la novela que contiene la idea original, entonces la cinta cumplió por su campaña de incentivar la lectura, pero sin aportar nada al cine.