Definitivamente, quizás

Una niña que vive y sufre las angustias de su padre-soltero, quiere no sólo saber quién es su madre sino, de paso, hacer que ésta sea de nuevo la pareja de su ermitaño progenitor. Sobre esta historia gira esta nueva cinta de corte cómico-romántica que tiene un solo atractivo: ver a Abigail Breslin, la niña actriz revelación que nos encantó hace un año cuando la vimos en la oscarizada Little miss sunshine.

Si bien la historia puede ser sugerente, el espectador se desencanta cuando observa a un confundido padre que en lugar de dar luces a la inquietud infantil de su hija, la confunde en enrevesados recuerdos que hasta el propio espectador se pierde y que terminan dándole la razón a los tres amores que abandonan al protagonista justamente por eso, por desubicado.

No hay pues mucho que ver en este nuevo intento de resucitar las comedias románticas que, ya lo dijimos hace tiempo, parecen condenadas a su desaparición, tal vez porque, según los tiempos postmodernos en los que vivimos, ya nadie se traga esas historietas empalagosas. Lo único bueno, repetimos, es ver a Breslin en un nuevo papel que, esperamos, definitivamente, no vuelva a aceptar porque al recordarla con Little miss sunshine, la distancia es enorme.

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