CVR+5 y Yuyanapaq

Hoy se inaugura en nuestra ciudad la versión itinerante de Yuyanapaq: para recordar, la muestra fotográfica de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) que narra los veinte años de violencia política que sufrió nuestro país. Es una pena que no esté toda la muestra, y mucho menos todo el magnifico montaje, pero, igual, es una extraordinaria oportunidad para recordar la barbarie ocurrida en nuestro país y que, por lo visto, sigue incomodando a varios de nuestros políticos.

Esta muestra la organiza en nuestra ciudad el Colectivo de Inclusión Social y es sólo una de un conjunto de actividades que se han venido realizando a lo largo de todo el mes de agosto y que la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza auspició con mucho entusiasmo porque, también, conmemoramos así los cinco años de presentación del Informe de la CVR.

¡Cinco años! Cómo ha pasado ya tanto tiempo. Recuerdo a Rolo Luque, ex Defensor del Pueblo de nuestra ciudad, entusiasmado contándome cómo daban los últimos toques a un trabajo prolijo y largísimo que hizo la CVR para escarbar y encontrar la verdad acerca de lo que efectivamente sucedió durante los veinte años que duró la guerra interna en nuestro país. A veces lo iba a visitar a su oficina en Lima y allí también me topaba con gente como Carlos Iván Degregori, Gastón Garatea, Enrique Bernales o el mismísimo Salomón Lerner, Presidente de la CVR y, también en ese entonces, Rector de la PUCP; es decir, gente de lujo, no porque hayan sido mis maestros, sino porque realmente lo son por su trayectoria ética y académica.

El informe de la CVR es un trabajo monumental. Quizá, el mejor trabajo cientifico-social que se haya hecho en nuestro país porque ausculta minuciosamente nuestra sociedad desde todos los ángulos, con todas las entradas de la teoría social y con las mejores herramientas metodológicas de la investigación científica. Si no recuerdo mal, más de quinientos profesionales, de los mejores, de todo el país, trabajaron por más de dos años en el informe. Y me consta que fue un trabajo serio, escrupuloso y muchas veces sacrificado. El resultado de todo eso, se encuentra en más de veinte mil páginas (para nuestros políticos que no les gusta leer, les recuerdo que hay una edición resumidísima de veinte páginas) que fue presentado con una sola intención: decirle al país, aquí está nuestra memoria, la pasada y la reciente, ésto nos condujo a la barbarie, no lo olvidemos, si no corremos el riesgo de repetir el salvajismo, y lo repetiremos si es que no enjuiciamos a Sendero Luminoso por ser el principal perpetrador de crímenes y responsable de la guerra; lo repetiremos si es que los partidos políticos que nos gobernaron entre 1980 y el 2000 no reconocen su culpa por haber mirado al techo o por haber alentado la puesta en marcha de políticas contrasubversivas absolutamente violatorias de los derechos humanos; lo repetiremos, incluso, si es que los colegios, las universidades y la mismísima Iglesia Católica sigue de espaldas al país.

Han pasado cinco años, y recuerdo que desde antes que se presentara el informe ya hubo desesperación, principalmente de varias tiendas políticas. Y no sólo políticos, sino también militares, grupos de poder e incluso académicos, pues el informe nos cuestionaba a todos y muchos lo tomaron con resentimiento y empezó la represalia y el desprestigio. Luego de cinco años podemos ver que eso no ha parado; por eso, luego de todo este tiempo, el balance no es tan halagüeño, pues se ha avanzado poco, no sólo en la difusión del informe sino en la recomendaciones que nos hubiese permitido, hoy, tener un país más reconciliado, en paz, imaginándonos, juntos, un mejor futuro para todos.

Pero no hemos querido que sea así. Hemos preferido seguir jaraneando y danzando y no velar a nuestros muertos, recogernos, sentir pena, un mínimo acto de solidaridad. Por eso nuestra soberbia, expresada en la reacción, además de su ignorancia, de varios de nuestros políticos; la patanería, la intolerancia e incapacidad de pedir perdón. La fractura sigue, las heridas no se han cerrado, así que luego no nos quejemos. Por eso, asistir a la muestra de Yuyanapaq: Para Recordar será una buena oportunidad para medir nuestra humanidad. La cita es desde hoy a las seis de la tarde en el Chávez de la Rosa de la UNSA.

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