Agitada semana y DDHH

La semana que pasó estuvo inquieta, agitada. La principal razón de tamaña alteración fue el paro nacional del miércoles 9; es decir, a mitad de semana que, básicamente en provincias te remueve todo; pues eso sabe a un fin de semana largo. Por cierto, aquí en Arequipa, el paro sí se cumplió y se hizo sentir con los últimos rituales: bloqueos de las principales vías de tránsito vehicular, marchas hacia el centro de la ciudad, cacerolazos y uno que otro conato de violencia.

Sobre lo último, hay que rescatar que en esta oportunidad, las dirigencias del paro cumplieron en su promesa de no teñir la protesta de violencia inútil. Así fue y eso hay que rescatarlo y reconocerlo. Pero tal fuerza directriz no es suficiente para pensar que hay una dirección organizada o centralizada, pues lo que se vio es una dispersión de la protesta que terminó beneficiando al gobierno y que pone de manifiesto la debilidad aun existente en los movimientos sociales, especialmente en aquellas fuerzas políticas que pretenden autoerogarse su representación como las izquierdas o los nacionalistas. Es decir, ninguna existe en la práctica, sólo en el papel.

Sobre la actuación del gobierno, el paro también puso en evidencia su total torpeza para manejar los movimientos sociales. El APRA no actuó dentro del paro como fuerza disuasiva y si quiso hacerlo desde el balcón con su vladispot, demostró una incompetencia paralizante. Raro en un partido que tuvo base popular y con pericia gubernamental. No hay caso que García no sólo gobierna sin oposición, sino que también lo hace sin su partido.

¿El resultado final del paro? No creo, como algunos ya lo advierten frotándose las manos, el debacle del gobierno alanista. Creo que el paro le ha causado cierta cosquilla que, en todo caso, se verá reflejado en su discurso del próximo 28 que, como siempre, sirve de orientador a lo que vendrá durante el año. No vislumbro un bloque opositor centralizado y mucho menos una recomposición izquierdista. Esta sigue liliputiense y desorientada.

Pero esta semana también me fue agitada porque estaba en todo el embrollo de presentar el libro que diagnostica los DDHH en nuestra ciudad. Eso ocurrió el jueves en la mañana y hasta el día anterior al paro estaba, con la Coordinadora de DDHH-AQP, cavilando si postergábamos o manteníamos la fecha. A las finales decidimos inmovilizar la fecha acordada y para el acto llegó Javier Mujica, máximo representante de la CEDAL, institución que se ha comprado el pleito de poner en marcha el Plan Nacional de los DDHH, acuerdo que tiene fuerza de ley y que el Estado peruano, como siempre, incumple mirando al techo. Aquí les presento las palabras que pronuncié en la presentación del libro.

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