Día del idioma

Ad portas de celebrar el Día del Idioma y, de paso, recordar la monumental obra de Miguel de Cervantes Saavedra, cuya muerte dio origen a tal conmemoración, hay dos cosas que me provoca comentar. La primera parte de la importancia que los científicos sociales le atribuyen al lenguaje, pues es uno de los elementos simbólicos y culturales más importantes de la especie humana porque es el rasgo distintivo que nos diferencia de los demás seres de la escala zoológica. Esa diferencia es el resultado de una interacción compleja y sutil entre diversos factores que, incluso, superan las propuestas de vinculación con cambios genéticos específicos, como el Foxp2 que últimamente han propuestos algunos científicos.

Los sociólogos reconocemos la importancia vital que tiene el lenguaje ya que no sólo es el gran depositario de la cultura, sino que es una de las herramientas esenciales para el logro de la comunicación humana. Ahora, si ese circuito comunicacional se hace a través de los códigos establecidos por el idioma español, estamos hablando de una relación por demás rica ya que contiene un almacén de 90,000 palabras (si nos ceñimos estrictamente a los dos tomos de la RAE). Justamente aquí parte mi primer comentario, pues a pesar de tamaña riqueza del idioma cervantino, últimas investigaciones demuestran que su uso se hace cada vez con mayor pobreza y vulgaridad. A través de la página de la RAE me informo, por ejemplo, que hace diez años el promedio de palabras que se usaban en el proceso comunicacional era de 800 palabras (0,8%), hoy se usan 250 (0,2%).

Este fenómeno es más fácil notarlo en los jóvenes que tienden a reducir ese microporcentaje con la nueva forma comunicacional que ellos están imponiendo: la mensajería celular. Es decir, ante la imposibilidad de ser más asertivos, y con el pretexto de ahorrar tiempo, prefieren escribir “t” “k”, en lugar de “te quiero”. Es más, incluso ya han empezado a circular diccionarios con ese nuevo tipo de lenguaje que empobrece más el idioma.

Lo veo todos los días entre mis alumnos. Prácticamente todos tienen celular y observo su relación autista con la pantallita del móvil , jugueteando habilmente con el pulgar escribiendo y enviando mensajes(imagínense lo que vendrá ahora que han aparecido los celulares-TV)

. De seguro se sienten muy bien apretando teclas que, según ellos, tienen hondos significados, indescifrables para el resto, pero lo que no saben es que al reducir sus códigos comunicacionales, se están reduciendo también mentalmente; es decir, su capacidad intelectual y pensamiento crítico derivado de él, es nulo o sujeto a la mínima expresión, en consonancia con su vocabulario empobrecido y vulgarizado.

En su notable “1984”, George Orwell se imagina una nueva dictadura social a partir de la metódica reducción del lenguaje, pues una sociedad donde la gente ya no habla sino prácticamente balbucea, se convierte en cautivos porque sencillamente no tiene libertad de pensamiento y, consiguientemente, libertad de expresión. Hay que empezar a sospechar, por tanto, de un supuesto proyecto que se escondería detrás del rentable negociado de la telefonía móvil al que se suman la televisión y la radio, también cada vez más pobres y vulgares; es decir, la de

idiotizar a la población para su sistemática sumisión.

Advertidos del peligro, a ver si por lo menos por el Día del Idioma, también conocido como el Día del Libro, recordamos que la lectura sigue siendo el único medio para enriquecer el lenguaje y crear un pensamiento crítico y, fundamentalmente, estético. Así que, a superar ese 0,2%, pues una décima menos y te conviertes en un póngido.

Puntuación: 3.17 / Votos: 12

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *