Visitas electorales

Ayer domingo me sentí premiado: durante el día recibí varias visitas y un sinnúmero de llamadas, todas de colegas universitarios. ¿La razón de la afluencia? ¿La salida de mi reciente publicación?, ¿Mi balance de estos meses en la conducción de la MCLCP-AQP? ¿Mi resumen acerca del año académico 2007 que acaba de terminar en la UNSA? No, nada de eso, la razón tenía un motivo más banal: solicitar mi voto ante las inmediatas elecciones para elegir a nuevas autoridades universitarias, concretamente, los nuevos Consejos de Facultad.

En realidad, la UNSA está en proceso electoral desde hace algunas semanas atrás. Primero con la elección de la Asamblea Universitaria y ahora con las del Consejo de Facultad. Por lo que he recordado e informado, en realidad, las segundas son más importantes que las primeras, pues es un podercillo que se ejerce, goza o sufre todos los días, durante tres años, el otro, el de la Asamblea no tiene esa fuerza; por tanto, poco o nada importa quién ingresa a la Asamblea Universitaria (cosa que debiera ser distinta si es que la universidad se gobernara democráticamente, cosa que no sucede, pues, así como el gobierno del país se rige por un presidencialismo, la universidad lo hace a través de un rectorismo).

El asunto es que en la UNSA hemos ingresado a un periodo electoral y, a pesar de la grandilocuencia de mis eventuales visitantes, poca o ninguna idea hay acerca de qué hacer con ella, pues de lo que se trata es simplemente ganar las elecciones, repartirse los cargos y convalecer los tres siguientes años. Por supuesto que el asunto no es tan impúdico, esa es mi lectura después que no logro respuestas a preguntas sencillas como: ¿Para qué quieren gobernar la Facultad? ¿Van a buscar su acreditación? ¿Van a poner en marcha un programa de investigaciones y de publicaciones? ¿Se van a conectar con la realidad local (por no decir mundial)? La mirada al techo y esas sonrisitas maliciosas que consigo como respuesta me hace concluir lo que sostengo arriba: se tiene poca o ninguna idea de qué hacer con la universidad, desconocimiento que se esconde en enunciados pomposos, megauniversales que dicen poco o nada.

Ahora, dado mi paso por la universidad, esos temas no interesan, mucho menos en procesos electorales; es más, son incómodos. Lo que realmente importa es ganar el voto y se hace frecuentemente con ofrecimientos, negociados, compromisos, etc. Es decir, la excrecencia de la política nacional resumido en la universidad por cargos minúsculos como el decanato, la dirección o jefatura de departamento.

Por cierto, es interesante observar las similitudes existentes entre los males de la política nacional y universitaria. Me hace recordar la vieja frase de la Universidad como reflejo de la sociedad y que ayudaba a sostener la idea que nada podía hacerse con ella si es que no se cambiaba, previamente, la sociedad. Hoy sabemos que esa idea es errada, pero al observar cómo se conduce las actuales elecciones universitarias no puedo dejar de pensar en esas similitudes: ausencia de propuestas y programas, falta de liderazgo, las uñas largas y el canino afilado como premisas, etc.

Igual, llegada la fecha, tendré que emitir mi voto. No se por quién lo haga, pues, al igual que la política nacional (otra similitud), en la universidad, y en particular en mi facultad, no se vota por alguien, sino contra ese alguien. Aunque, después de saber quiénes compiten, ninguno se merece esos tipos de votación. En todo caso, ya veremos.

Puntuación: 3.60 / Votos: 5

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