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Omar Abraham Ahomed Chávez (*)

En estas semanas los peruanos mostramos una actitud de caridad donando dinero para el tratamiento médico de un niño afectado por un mal poco conocido. Según los padres, el monto requerido era de aproximadamente un millón de dólares para su curación. Los esfuerzos desplegados en medios de comunicación, unidos a artistas y demás personas desinteresadas lograron recaudar un monto considerable de dinero que se aproximaba a la meta aspirada.

Sin embargo, las noticias comunicaron que los padres gastaron parte de ese dinero comprando un carro nuevo; posteriormente informaron que los médicos especialistas aclararon que el tratamiento para esa delicada enfermedad todavía está en fase experimental y, por ello mismo, no se puede definir por ahora el monto exacto del dinero requerido. Más allá de la indignación que estos hechos causaron a la comunidad, este incidente nos hace recordar la importancia que tienen los comités y las fundaciones respecto a las donaciones. Los comités son personas jurídicas dedicadas a la recaudación pública de aportes destinados a una finalidad altruista; para evitar cualquier fraude, dichas organizaciones son vigiladas por el Ministerio Público para que los aportes recaudados por el comité se conserven y se destinen a la finalidad propuesta.

Las fundaciones son personas jurídicas sin fines de lucro que son creadas con el propósito de realizar labores altruistas; es requisito básico para su funcionamiento que tenga un patrimonio que permita cumplir sus fines asistenciales; su funcionamiento está regulado y supervisado permanentemente por el Ministerio de Justicia, mediante el Consejo de Supervigilancia de Fundaciones. Estos requisitos y controles son muy estrictos, pero así el Estado asegura que el dinero de las fundaciones no se desvíe a fines distintos de su constitución.

Retomando el caso que narré inicialmente, la pregunta que me viene a la mente es la siguiente: ¿merece seguir ayudando con donaciones a este niño? La respuesta es sí, de eso no hay duda alguna, pero los donantes y demás promotores de la colecta deberían constituir un comité para controlar la recaudación y el dinero donado sea administrado por una fundación. En términos legales, parecería muy engorroso seguir estos pasos, pero todo esto garantiza transparencia y seguridad a la sociedad de que realmente se ayudará al niño, evitando que el dinero sea malgastado. La bondad no significa ingenuidad.

(*) Juez integrante del programa social “Justicia en tu Comunidad” de la Corte Superior de Justicia de Lima

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