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De pie estoy en lo alto
y no se cuál de mis cuatro costados mirar.
El viento frío helando mis costillas
y mis brazos,
el cielo en lo alto
se ve tan inmenso
como desde las las profundidades
del abismo.

Y estoy extasiado,
porque puedo ver
tanta belleza a mi lado,
captar el silencio
y los gritos ahogados
ver las cumbres inaccesibles
para meros pasos,
los niños me atropellan
al correr jugando.

Es éste el poema
de la vida,
es este el paraído
de tus manos,
el bosque blindado
por rocas inmensas,
las hojas caídas
de las ramas
de los árboles.

Y sentor el viento
como un susurro
de tus labios,
ver el sol que me ciega,
como sonrisa de tus labios,
recrearme en la soledad
y en el calor de tu regazo.

Ver los cuerpos agitados,
cual ramas
y las hojas de los árboles…
Ver sombras, ver pasos,
ver casas y paisajes,
y no ver lo desordenado,
caminar y seguir caminando,
caminar y seguir agradeciento… (31/08/85).

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