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Ha pasado mucho tiempo,
han soplado muchos vientos,
por tu cauce corrió el llanto celestial…
pero tú aún eres el mismo,
mi querido compañero
fiero y frágil
como un viejo luchador…

Te doró el sol con su fuego,
te heló el frío traicionero,
la tinta hizo de tí su manantial…
pero sigues siendo el mismo,
mi querido compañero,
bello y tibio
como una puesta de sol…

Te besó la fresca brisa
de una playa concurrida,
acorde de sol, arena, viento y mar …
pero tú aún eres el mismo,
mi querido compañero,
amigo y padre,
consejero y confesor…

Te plagué de garabatos,
de borrones y maltratos,
de cosas que nunca comprendí…
de lecciones aprendidas,
de prosa y pre-poesía,
de canciones
y argumentos de Babel…

¡Cómo admiro tu silencio,
aunque sabes lo que pienso,
lo que dije y lo que quise alguna vez!…
Tus hojas me mostraron
que el querer es algo extraño,
conocido,
muy sublime y traidor…

Te recuerdo con cariño,
siempre fiel amigo mío,
compañero de suplicios y placer…
porque sigues siendo el mismo,
mi querido compañero,
entrevero
de cartón y de papel… (21/07/85)

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