Tele Visión

Recuerda su primer verdadero encuentro con la televisión. Aún no articulaba correctamente las palabras, ¿cuántos años tendría? ¿Dos, tres, cuatro?

Sus padres carcajeaban en la sala frente a uno de los pocos objetos que aún no había investigado: una caja negra con un bailarín vidrio brillante que lo mareaba. Quizá esa fue la razón por la cual no la exploraba. Lo confundía, no entendía cómo -en ocasiones, cuando podía captar algo- gente tan pequeña vivía dentro de esa cosa. La mayoría de veces, la velocidad no le dejó comprender las figuras formadas en ésta. Qué raro que sus padres se divirtieran tanto, los juguetes eran más amigables.

Hubo ocasiones en que papá o mamá lo sentaban en el medio del mueble con ellos. No, ¡qué rara sensación, tratar de descifrar esos colores tan brillantes! Era mejor cerrar los ojos y pensar en volar sobre del océano… el sueño lo atraía.

Una tarde lo condujeron a la alfombra frente al televisor. Mamá lo encendió. Y vio algo curioso: dibujitos -sí, dibujos como los que él hacía- se movían y hablaban. Pero, todo seguía inexplicable ¿Cómo lo hacían?

De pronto, no supo por qué, se acercó al programa infantil y apagó el televisor. Un punto blanco fue consumido por un fondo negro. Luego, tocó el oscuro espejo y sintió que una película invisible lo cubría, le gustó el cosquilleo en su mano.

Prendió el equipo. Un sonidito veloz. Otra vez el ratón cantando. Se aproximó más y más a éste. Quiso tocar al roedor. Probar si era real.

No pudo. El vidrio se lo impidió. Pegó su cara a la pantalla, pero sólo veía cuadraditos que alternaban colores infinitamente. ¿Qué es esto? No le gustó tal simetría, no la entendía.

Se alejó y volvieron los animales de la granja. Lo encantaron. Se dejó llevar por las danzas, por la animación, no le interesó más el cómo fueron concebidos. Sus ojos cambiaron -eso sintió-, se relajaron.

El programa acabó. Los comerciales se repitieron, ya no le interesaron. Se puso en pie, presionó nuevamente el botón más grande de la caja negra. Otra vez el punto blanco desaparecía.

Miró a ambos lados; corrió por toda la casa gritando. No estaba papá ni mamá.


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