Rigidez

En la clase de Historia todos los alumnos se dedicaron a escribir sus apuntes mientras las exposiciones de la profesora Muñoz buscaban la mayor claridad posible.

De pronto sucedió. Matías no se lo esperaba, no en ese preciso momento. Detuvo el zigzagueo de su lapicero lentamente. Llevó la mirada a su pantalón y luego la levantó a la clase: todo seguía normal, felizmente nadie lo había notado.

Faltaban aproximadamente diez minutos para el recreo, tenía que bajarlo de alguna manera pues si se ponía en pie, las chicas del salón lo notarían, se intimidarían y sería el hazmerreír del resto.

Decidió pedir permiso para ir al baño y tratar de apaciguar la calentura: alzó la mano desde su asiento y detuvo a la profesora con su intervención.

– ¿Profesora, puedo ir a los servicios higiénicos?

– ¿Es urgente? Falta poquísimo para el recreo; ¿no puede esperar?

– Por favor -insistió-. Sí, es urgente.

Calló, se concentró en percatar que nadie mirara bajo su carpeta y a su vez, no sonar tan angustiado pues llamaría demasiado la atención.

– Está bien alumno Rivera -accedió algo decepcionada por el motivo de la interrupción-. Por esta vez, vaya.

– Gracias.

Cayó en un problema más ¿Cómo saldría sin llamar la atención? ¿Hubiera sido mejor quedarse sentado y pensar en algo que no lo excite?

Esperó un minuto antes de abandonar el salón para que sus demás compañeros perdieran el interés por la conversación con la profesora. Ocultando la erección con el libro más próximo salió rápida y silenciosamente del salón dejando a la profesora, el dictado y el resto tomando apuntes.

Lo logró, ya estaba afuera del aula. Se dirigió al baño. Aún mantenía esa firmeza en la entrepierna. Se rió ¿Qué la había causado? ¿La voz de la profesora? ¿Su descuidada silueta deformada por la vejez? Rió aún más por dentro.

A pocos pasos de la entrada del baño de varones se dio una sorpresa al toparse cara a cara con Mariana. Inmediatamente bajó el libro que continuó con la complicidad.

– ¡Hola Matis!

– Hola Mari -contestó él inmediatamente.

Ella le miró a los ojos primero, pero algo capturó su interés y bajó la mirada luego.

– ¿A dónde vas con el libro de Historia si aún no es recreo? La fotocopiadora está cerrada.

– Ah es que… voy al baño.

Inevitable, se encontró atrapado por una chica. En todo caso, ¿qué daño podía causarle?

– Qué tienes ahí ¿ah?

Matías retiró el libro de su cremallera.

– Se te ha parado. Tienes una erección. Jajajajaja -Mariana explotó en carcajadas.

El muchacho se ruborizó, pero no sintió vergüenza. También una rebuscada risa suya acompañó a la de ella.

– Bueno, voy a ver que hago. Me quito al baño. Ya nos vemos en el recreo, pero… no le digas a nadie porfa’.

– No te preocupes, nadie sabrá de esto.

– Gracias Mari. Te debo una.

Ella no dejaba de mirar la prominencia en el pantalón de Matías. A Matías eso lo excitaba más ¿Acaso a ella también le gustaba aquel estado? Se dispusieron a continuar por sus caminos luego de unos segundos de silencio.

A unos pasos Mariana volvió a él corriendo y con una mirada sugerente dijo:

– Espera… voy a entrar al baño contigo.

Puntuación: 5 / Votos: 11

1 Comentario

  • RoSa!

    YAAAAAAAAAA PETER TODO XQ TIENES 54667898MIL VISITAS EN TU BLOJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJ.. YA ESTA BIEN TE AGREGARE A MI BLOJJJJJJJ POCO VISITADO xD

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