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Chile está haciendo su ingreso social al siglo XXI con la decisión de su pueblo, con la decisión de más del 77% de sus electores, de aprobar una Convención Constituyente que le dará a su país una nueva Constitución. De esta manera, adecuarán su máximo instrumento normativo a las necesidades de su sociedad. Cabe recordar que el año pasado millones de ciudadanos y ciudadanas de ese país se manifestaron en contra de aspectos de su modelo institucional, como la regulación de su educación pública, sus pensiones y su sistema político.

Como resultado de esas manifestaciones se aprobó una normativa acordada entre el Poder Ejecutivo y las bancadas congresales, con participación de representantes de liderazgos sociales. Esta normativa fijó un cronograma con cuatro hitos (Ley 21200 del 24 de diciembre de 2019):

«Necesitamos un avance en conciencia ciudadana, que permita que mayorías ciudadanas reconozcan en su vida cotidiana los impactos de las normas constitucionales»

1) La decisión popular de ir o no ir hacia una nueva Constitución, y, de votarse por el acuerdo con este proceso, si esta se generaba por una Convención Constituyente con ciudadanos y ciudadanas constituyentes frutos de una elección popular o por una convención mixta, de mitad de ciudadanos electos y mitad de congresistas actuales;

2) El proceso de elecciones de los y las constituyentes.

3) La elaboración de la nueva Constitución. Ésta debe hacerse en no más de un año y sus normas constitucionales tienen que aprobarse con dos tercios de votos de 155 convencionales. Es decir, hay una apuesta fuerte por normas consticionales de consenso.

4) Un plebiscito obligatorio de aprobación o rechazo de la nueva Constitución.

¿Este camino es replicable en Perú?

Aquí tenemos parecidos malestares sociales respecto a un sistema político y social que asegure el desarrollo para todos y todas, así como la misma evidencia de que necesitamos un nuevo orden constitucional; pero aún carecemos de un tejido social con capacidad de sostener grandes y sostenidas movilizaciones de protesta y propuesta.

Más aún, necesitamos un avance en conciencia ciudadana, que permita que mayorías ciudadanas reconozcan en su vida cotidiana los impactos de las normas constitucionales:

A) En sus derechos constitucionales y los mecanismos para hacerlos valer.

B) En los deberes de respeto de derechos de los demás y de participación en la vida social.

C) En los deberes de servicialidad de los servidores públicos y en las obligaciones del Estado.

D) En las relaciones de los distintos poderes u órganos del Estado para que sean funcionales a las necesidades sociales.

La conciencia ciudadana en estos aspectos que hacen el conjunto de una Constitución requiere de pedagogía en distintos campos: el educativo formal, el de liderazgos sociales y el de liderazgos políticos. Y en todos esos campos tenemos grandes deficiencias que corregir.

Corregir esas deficiencias en conciencia ciudadana no sólo es condición para una nueva Constitución, sino para un camino de desarrollo nacional con bases regionales, locales y familiares. El nuevo Perú que anhelamos necesitará entonces de mayores esfuerzos de pedagogía ciudadana, desde cada espacio en donde nos encontremos.

Pier Paolo Marzo Rodríguez

Artículo también publicado en el diario Página 3 en Huánuco: https://pagina3.pe/2020/10/26/que-necesitamos-para-seguir-un-camino-constitucional-como-el-de-chile/

 

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