Extractivas y economía en AL. Bueno para unos, malo para otros

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En América Latina nos quejamos de que seguimos a la saga en educación, salud y bienestar en general. Los síntomas de mejora son eso mismo síntomas que no parecen anunciar el fin de la enfermedad. Uno de los pilares de este mal que nos aqueja es la desigualdad en la distribución de los ingresos. De acuerdo con un informe de The Economist somos la región con mayor desigualdad en el mundo con un Gini de 0,53, frente a 0,31 de los países de más altos ingresos. En los últimos años casi todos nuestros países mejoraron en su lucha contra la pobreza, con la excepción de Guatemala, Uruguay, Costa Rica, Nicaragua y Honduras. Queda sin embargo mucho por hacer, seguimos a la saga engasto en educación, salud, seguridad social y ciudadana, y ello tiene que ver con la forma en la que nuestros estados captan ingresos y la forma en que los gastan.
Un informe de la OCDE en 2009 pone de manifiesto las diferencias entre lo que ocurre respecto de los ingresos público en países desarrollados, versus los nuestros. Mientras nosotros en Al cargamos la mano en los impuestos indirectos (40,3% de los ingresos), los países de la OCDE los cargan directamente a quienes más producen (37%); y al mismo tiempo dependemos de ingresos no tributarios producto de la ventajas que otorgamos principalmente a las industrias extractivas. Y directamente agrega “Mientras en Europa los impuestos y transferencias reducen la desigualdad en 19 puntos Gini, el resultado no llega a dos puntos Gini en América Latina. El gasto en seguridad social, muy regresivo en la región, es uno de los principales escollos para explotar el potencial redistributivo de la política fiscal. La calidad de los bienes públicos esenciales, como la salud o la educación, tampoco responde a las necesidades de desarrollo de la región ni alienta a los ciudadanos a comprometerse con el Estado. Será necesario un cambio de enfoque si los gobiernos latinoamericanos desean sacar el máximo provecho del potencial que encierra la política fiscal como instrumento de desarrollo.”
Paralelamente, se anuncia un crecimiento de la inversión en minería, gas y petróleo. 150 mil millones de dólares en el próximo quinquenio se concentrarían en América Latina. El vice ministro de energía y minas del Perú anunció que en 2010 se invirtieron 5 mil millones en la extracción de hidrocarburos y minerales, y que hasta el 2016 se esperan colocaciones de alrededor de 36 mil millones. El portal tributario señaló que por lo menos dos terceras parte de la inversión del siguiente quinquenio se hará en Brasil y Chile.
El efecto de estas iniciativas se reflejarán en sobrevaluación monetaria, distorsiones en el comercio exterior, demanda de tecnología, servicios y mano de obra calificada, aumento de las inversiones en energía, desarticulación de economías locales y regionales, incremento de los conflictos sociales, narcotización de la voluntad del estado para incrementar los impuestos, etc. ¿Son posibles los escenarios alternativos?
ffr

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