La herida no ha sanado, la cicatriz sigue abierta…
Estas elecciones generales ha servido para evidenciar, entre otras muchas cosas, lo débil que somos como nación. Todavía, nos referimos a nuestros paisanos como el otro, o peor ni siquiera sabemos de su existencia. Por poner un ejemplo: ¿Dónde queda Andahualillas (distrito de la provincia de Quispicanchi del departamento de Cusco)? Gracias a Verónika Mendoza, del Frente Amplio, que lo usó como Headquarter de su campaña ampliamos un poco más el panorama del concepto país. Personalmente, no lo conocía y he recorrido mucho el Perú, pero veo que aún hay un Perú más ancho y profundo( y todavía ajeno como diría Ciro Alegría).
Inmerecible gratitud para los miembros de Fuerza Popular de Keiko Fujimori quienes llamando terroristas a sus adversarios políticos, que se manifestaban con violentos ataques, revivieron una de las etapas más dolorosas de la historia moderna que vivió el Perú. El Frente Amplio, de Verónika Mendoza, por su parte salió a recordar cómo, en estado de emergencia, se acusaba de terrorista a muchos inocentes y terminaban en las cárceles o asesinados.
De esta manera dos bandos políticos convirtieron esta campaña en vil y miserable por las acciones igualmente reprochables de evocar el miedo y el dolor que sufrimos miles de peruanos.
Por un lado, la campaña de miedo puede tildarse de terrorismo blanco. Por el otro, se azuzaba el odio. Miedo y odio. Mientras el Fujimorismo llamaba al miedo que infundó el terrorimo, el Frente Amplio llamó al odio y se arrogó el dolor de quienes sufrieron en carne viva las matanzas de sendero y la respuesta del ejército. Muchos civiles murieron atrapados entre fuegos de ambos bandos.
No me hace gracia, que miserables académicos que apoyan el proyecto de Verónika llamen ignorantes, idiotas y demás adjetivaciones a quienes con justa razón se dejaron llevar por el miedo infundido por la campaña de Fujimori, acusándolos de que no lo vivieron porque son limeñitos, porque no tienen la edad para recordar y porque no les afectó.
Creo firmemente que estas conductas de “creer saber” y “creer representar” sin saber y sin representar hacen mucho daño a todo el espectro político, pero sobre todo a la izquierda puesto que es muy recurrente en su discurso decir que representan al pueblo, a ese pueblo que lo ve una vez en un mitín o es su “objeto de estudio”. Dictaminan lo que son desde el escritorio y no aprenden de ellos; porque compartir con ellos, vivir con ellos, es aprender, es reconocer el valor del otro que es como uno, entonces es cuando te aceptan, te reconocen como uno y te eligen representante. Lo otro es “mira que estoy aquí para representarte y esto es lo que necesitas”, nada más que arrogancia.
Para ejemplificar lo que quiero decir con que el sufrimiento llegó a todo el Perú, no en la misma medida pero sí a todos, también a los nacidos en Lima, tomo mi caso personal.
Yo nací en Lima, de padres migrantes de Huancavelica. Crecí entre balaceras de bandas organizadas que asaltaban y se turnaban para robar un banco del BCP de la Av. Angamos. Puede decirse que jugué a las escondidas con delincuentes. A mi casa, entró un ladrón por el que mi padre, que era Policía, enfrentó un proceso judicial larguísimo(la justicia si tarda no es justicia). El delincuente que entró a mi casa, huyendo de un asalto al banco antes mencionado, quiso una indenmización porque mi padre defendió su hogar en su día de franco (usó su arma de reglamento estando de civil para proteger a su familia), durante el tiempo que duró el juicio recibimos amenazas de todo tipo. También recuerdo, los rastrillajes que hicieron en búsqueda de terroristas en mi barrio sanborjino, me dió mucho miedo cuando militares armados entraron a mi casa(y las de mis vecinos) y buscaron debajo de mi cama, en el almacén y donde quisieron. La violencia de esas épocas no solo estaba imperando el terrorismo, que ponía en jaque al gobierno, sino también la delincuencia generalizada, un policía moría por día en promedio y yo veía por las noches a mi padre despedirse de mí con un beso y con ojos vidriosos porque se iba a un operativo, sus amigos estaban en una van blindada esperándolo afuera de mi casa; más tarde me contó que cada uno de los miembros de su unidad hacían eso para despedirse de sus familias por si no volvían. Y todo esto después del 92 incluido autogolpe de Fujimori, no se acabó el terror sino que se fue apagando y apareció otro frente terrorista: el MRTA (¿ya olvidaron la embajada de japón?). Muchos han querido decir que se acabó el terrorismo(miserables académicos) en 1992 con la captura de Abimael Guzmán, pero no fue así, incluso hoy en día pervive con financiamiento del narcotráfico en el VRAEM. También mi familia fue vejada, como otras miles. Mi tío fue maltratado sin causa alguna hasta dejarlo inválido y con funciones mentales limitadas producto de la golpiza. Mi primo, también policía, fue asesinado (a los 22 años y estando de civil) por cobardes secuestradores como venganza por haber desarticulado semanas antes bandas similares. Otro tío desapareció en extrañas circunstancias en la selva siendo ingeniero agrónomo. Un primo militar, de parte de madre, perdió la vida hace unos años en un ataque terrorista en el VRAEM. Yo no guardo rencor por estas vejaciones porque mi familia no me crió en el dolor, miedo ni rencor, pero comprendo que muchas otras personas se sientan irreperables en su dolor y que hayan crecido y heredado el dolor de sus padres. Un día (como por el 2011) le sugerí a una señora, que fue enfermera en Ayacucho en pleno conflicto armado, que merecíamos una reconciliación nacional y que está pendiente. Tendríamos que morirnos todos los de mi generación y ni así creo que sería posible fue su respuesta mientras en su rostro, amargo como pocos, se veía los recuerdos crudos de tener que atender a una mujer que a machetazos le habían abierto el vientre y le habían quitado la criatura que esperaba o de una niña de 14 años violada una y otra vez y que no podría ser nunca madre porque la habían violado con tanto salvajismo que habían destruido sus genitales y apenas había salvado una vida que no quería vivir. Yo no pierdo la esperanza, necesitamos reconciliarnos, sé que no es fácil, pero debemos hacerlo para que no se albergue el rencor ni se acune la venganza, nos lo debemos por los que perdieron la vida para no perder más vidas. ¿Cómo es que llegamos a esta situación?
El terrorismo, fue producto, principalmente, del Partido Comunista Peruano Sendero Luminoso (PCP-SL), el cual buscaba la revolución del campo a la ciudad, como en la China Popular de Mao, liderado por el presidente Gonzalo (Abimael Guzmán, profesor de la Universidad Nacional San Cristobal de Huamanga de Ayacucho). El ataque prosperó por la inacción inicial del gobierno y por falta de voluntad política. Como respuesta el estado peruano tuvo que defendernos y protegernos de esta amenaza y mandó al ejército a hacerle frente, pero sin ponerle límites por lo que se cometieron en algunos casos, excesos. En estas acciones hubieron muchos muertos entre dos fuegos de los bandos(por su puesto bajas terroristas y del comando conjunto armado también, hijos, hermanos, padres y madres de peruanos).
De primera fuente he escuchado la historia de testigos de cómo
1)el PCP-SL llegaba a un pueblo de Huancavelica, 2)hacía asamblea popular obligada, quien no iba a la plaza del pueblo se lo llevaba por la fuerza o se le “ajusticiaba para que sirva de ejemplo”. 3)En la asamblea, se juzgaba a la autoridad de la zona, gobernador, juez de paz no letrado o alcalde, siempre con la pena capital o el destierro(similar a las escenas de la tercera entrega de Batman). 4)Ese vacío de poder político siempre se buscaba y se colocaba a uno de los suyos(senderistas) o del pueblo que jure lealtad. 5)Acto seguido reclamaban comida, animales como “contribución para la revolución” y secuestraban mujeres, niños y reclutaban a jóvenes para el ejército popular. 6)Dejaban pintas y “banderas de las hoz y el martillo” para que todo el que pase por ahí supiese que han sido anexados a la revolución. 7)Cuando el ejército llegaba al pueblo, muchas veces creía que se trataba de un asentamiento terrorista y atacaban sin darles oportunidad a rendirse. 8)En otras ocasiones, como afirma, el testigo, ellos eran castigados físicamente por los miembros del ejército para no darle comida a los terroristas, pero no los pasaban por las armas. 9)El pueblo organizado pedía apoyo al ejército como armas para poder defenderse de los terroristas, pero la respuesta militar (por estrategia inicial) era negativa, que debían defenderse con hachas y hondas. 10)Así lo hicieron los de un pueblo de las llanuras que vivía cerca al pueblo del testigo. Ellos eran perfectos jinetes y a punta de hondazos pudieron expulsar a una columna senderista y derrotaron a casi todos. 11)En respuesta, el PCP-SL mandó a más terroristas y los exterminaron a todos incluyendo niños y ancianos para que sirva como ejemplo.
Lo anterior, me lo contó unas personas de un pueblo anexo al distrito de Acoria, provincia de Huancavelica del departamento de Huancavelica. Pero pueden encontrar historias similares en el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) que es un esfuerzo por entender qué sucedió en esta macabra época. El accionar del PCP-SL era el mismo y se repetía porque era instrucción de los mandos políticos-militares.
Por la violencia desatada en la sierra central, principalmente, muchas personas se movieron a la ciudad en busca de refugio. Lo que encontraron fue discriminación, rechazo, pero los provincianos transformaron Lima y la hicieron más próspera con su fuerza de trabajo y creatividad y muchos de sus hijos parece que olvidaron sus raíces, sólo así puede explicarse que haya tanto “limeñito” que trata a sus paisanos como otros, o peor, ignora su existencia, sabiendo que Lima es eminentemente provinciana.
Quiero ser claro, repudio las acciones políticas del Frente Amplio y de Fuerza Popular que se han valido del dolor y del miedo de muchos para sus fines propagandísticos.
Necesitamos cerrar la herida, los necesitamos a todos y a todos vivos. No dejemos que los populistas nos dividan como buenos y malos, como brutos e inteligentes, como de derechas o de izquierdas. No más violencia, no más terrorismo ni comunista ni de estado.