Inspirarnos en los fuegos artificiales

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Desprenderse de un ser querido es difícil, más aún si es un hijo e hija. Era lo que sentía a través de una vecina (Gloria Perales), quien despidiendo a su fallecido hijo Luis Alberto le decía “Con amor a quien amor nos dio, que Dios lo guarde en su gloria y nosotros en el corazón”. A sus más de noventa años, ella demostraba mucha entereza y ternura. Lo sentí de modo especial porque mi madre estuvo bastante mal después de la Navidad y tuvo que pasar por una operación urgente de extracción de la vesícula; felizmente pudo resistir… y va recuperándose. Hubo alguien de mi promoción de colegio que más bien tuvo que despedir a su madre.

Me detuve a leer el libro de un amigo que partió hace más de un año, el médico cajamarquino Juan Jave, “La opinión del último”, recolección de escritos informales de su blog, entre historietas y anécdotas de diversos momentos de su vida, en las cuales refleja su gusto por la vida y algunos momentos que siempre nos marcan de diverso modo. Me hacía pensar en lo importante de escribir y compartir impresiones diversas que terminan enriqueciéndonos, porque la vida está llena de diversas aristas y miradas de las cuales es bueno aprender.

De modo similar me hacía pensar la película “Le cochon de Gaza”, en la cual se hace una ironía sobre algunas creencias que podemos sobreestimar (por ejemplo, para quienes consideran impía la carne de cerdo), o las rivalidades que pueden distanciarnos y saber que podemos mirarnos distinto y convivir de otras maneras. Haciendo alusión muy directa al conflicto ya permanente entre Israelíes y Palestinos, desde lo cual se escenifica parte de un conflicto más amplio entre civilizaciones y religiones muy complejo, cuya arista más cruda es por hoy el llamado Estado Islámico. Sin embargo, la película nos desliza hacia un sueño de convivencia al que seguramente aspiran la mayoría de quienes pueblan dichas regiones, sobre todo si es verdad que amamos la paz, la justicia, el bien de todos y el amor, por lógica consecuencia de la predicación de Alá, Abrahám, Jesús y tantos predicadores de tiempos idos y posteriores. En ese sentido, ojalá el camino de reconciliación iniciado entre EE.UU. y Cuba sea verdad; nos hará mucho bien a todos.

Qué importante es considerar lo humano en cada ser humano y qué inconsecuentes somos en vivirlo cada día, a cada instante, porque nos supone renuncia, constancia, disposición, abajarse, humildad y grandeza, y tantos adjetivos que pueden quedar en sólo eso. Siendo en algunos aspectos un constante empezar y aprendizaje reiterado del que nunca terminamos de aprender y caminar. Pero allí tenemos que seguir y saber continuar con alegría y compromiso sencillo y voluntario.

Me ha llamado la atención que, pese a la prohibición de venta y quema de fuegos artificiales, especialmente los que suenan y revientan harto, creo que ha sido el año que con más luminosidad en los cielos limeños he podido apreciar; al menos 40 minutos de continuos, abundantes y coloridos (y por qué no, agradables) fuegos artificiales. Creo que ello es también un signo de que la economía peruana sigue mejorando, espero que no solo en Lima, sino también en todas las regiones, como también parece ser por los signos visibles de mayor inversión pública y privada, aunque no siempre con toda la equidad deseable.

Ojalá que esa luminosidad de los fuegos artificiales, más aún si es en una noche propicia, sea motivo de inspiración para hacer también razonable una solidaria distribución de la riqueza que se ha ido generando ya en varios años consecutivos. Y que no se haga a costa de derechos de las personas sino con un profundo respeto de los mismos, especialmente para los jóvenes y en temas tan vitales como la educación y el trabajo, que siempre debe ser decente y de calidad.

Empezamos el año con nuevas autoridades ediles y regionales. Que sea un ejercicio consciente para luchar por mejorar la política (y a los políticos), los gobiernos a todo nivel y deshacer más a tiempo las farsas diversas en las que con facilidad se deslizan algunos representantes, si los “dejamos solos”, si no mantenemos atención sobre cómo se hacen las cosas. No más organizaciones que se llaman “Manos Limpias” y terminan en secuelas de profunda corrupción (como en Chiclayo); no más “centralitas” en Ancash o a nivel del gobierno central… Más ciudadanía activa para que se haga obra en forma honesta y con creatividad.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 2 de enero de 2015

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