¿Es posible hoy la izquierda en el Perú?

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El espacio de izquierda generado en las últimas elecciones municipales y regionales, abren la posibilidad para establecer un nuevo punto de partida a planteamientos de cambio social, dentro de una propuesta amplia por la equidad, justicia social, protección del medio ambiente y bienestar para todos. Nos persuade que puede ser posible retomar incluso el propósito de un horizonte socialista.

Donde el ser socialista sea fundamentalmente la capacidad de ser solidario (individual y colectivamente) y honesto; donde ser socialista involucre afirmar un sentido democrático y de fortalecimiento de la institucionalidad democrática a todo nivel; donde el entendimiento de la libertad se condice con garantizar condiciones de vida adecuadas para toda la población; donde socialismo ya no significa una sinonimia con “estatismo” ni planificación cerrada a las posibilidades de la libre competencia y el mercado, pero donde el bienestar y el desarrollo para todos es la medida de la inversión privada (y del mercado) y de la intervención del Estado en su direccionalidad.

Reconociendo que hacerse hoy creíble de dichas posiciones no es sencillo. Más aún con el pasado izquierdista no muy lejano que llegó a identificarse no sólo con “violentismo” o “comunismo”, sino con “terrorismo” y la guerra interna vivida durante las décadas de los 80s y 90s. en nuestro Perú. Y en la experiencia de la izquierda hubo de casi todo. Aunque no deja de ser cierto que propiciar cambios tiende a generar temores y será común que desate conflictos.

Sin embargo, estamos asistiendo a la posibilidad de recomponer un espacio que pueda ser superador de experiencias anteriores. Donde la prudencia, la visión de mediano y largo plazo puedan permitir mejores decisiones de lo que corresponda hacer en el corto plazo. Donde la capacidad de propuesta y de gobierno en distintas instancias locales puede ser una pauta para propósitos más sólidos.

En ese sentido, es importante entender que lo alcanzado hasta el momento, particularmente con el triunfo de Fuerza Social en el municipio de Lima, es sumamente frágil y de débil arraigo en la población (un claro ejemplo de ello, es que no se ganó ninguna alcaldía distrital en la Provincia de Lima). Recordemos que simpatía no significa compromiso. Seamos cautos en no dejarnos llevar por el espejismo de una votación lograda, respecto a las “cartas” que son posibles de jugar para las siguientes pasos a dar, especialmente para las elecciones generales que se avecinan.

Quizás, sólo desde ese ángulo, no haya venido mal el conteo lento de la ONPE y JNE para dar el veredicto final de las elecciones limeñas. Ya que nos hace ver, entre otras cosas, que no se tiene aún el peso o la autoridad suficiente para “apurar” un resultado final o garantizar que se de por legítimo un resultado que esta cantado a voces (o sea, el triunfo de Susana Villarán de FS) y que sufre el riesgo de ser, cuando menos, manoseado como lo ha venido siendo. Decía que de todos modos, nos pone en la situación de pensar en los límites y fragilidades en las que se mueve aún toda ésta posibilidad de recomposición de un espacio de las izquierdas.

En ello es bueno hacer notar que la responsabilidad política que se ha abierto no sólo se sitúa en qué hace cada organización para seguir creciendo y proyectándose por su cuenta, sin contar con el resto. Hay un gran valor que siempre a “premiado” en la izquierda y que resulta convocante, da lugar a lo creativo, potencia. Y ese es la UNIDAD. En base a una unidad entre tácita y explícita de las fuerzas de izquierda, nacionalistas, de muchos sectores juveniles, tecnócratas y sectores de sentido progresista amplio se tejió el crecimiento espontáneo de FS en los últimos dos meses. Pienso que si se quiere garantizar su proyección se debiera contemplar que ese valor y manera de vertebrar la política organizada desde estos sectores es muy importante. No lo único. Pero es algo que aprendimos también de la experiencia de Izquierda Unida, en cuanto a saber manejarse en las diferencias, con mayor madurez y amplitud.

Menciono esto en particular porque Fuerza Social (y por qué no el Partido Nacionalista de O. Humala), podrían (debieran) plantearse una proyección donde se contemple la posibilidad de un frente amplio que permita una confluencia en torno a gestar una representación política popular y de izquierda lo más amplia posible. Considero deseable la unidad de los sectores mencionados que, conjuntamente con la izquierda más tradicional (MNI, PS, otros), pudieran dar lugar a una referencia política que unifique, entre otras cosas, las posibilidades presidenciales de abril 2010. Potenciando lo acumulado en presencias regionales y municipales en los últimos comicios.

¿Habrá la humildad necesaria para dialogar y establecer proyecciones comunes? ¿Es posible gestar una identidad programática antes que ideológica y que nos permita recrear nuestras propias experiencias ya vividas? ¿Podemos soñar en una izquierda que se nutre de la juventud y de los nuevos aires y desafíos que ella trae? ¿Con una izquierda que por ser solidaria se nutre de los más débiles, de los pobres, de los sectores indígenas, de los enfermos, de los ancianos, de los abandonados? ¿Se tendrá la lucidez requerida para engranar una (o varias) representación parlamentaria que sea de calidad, luchadora y capaz de hacer crecer la institucionalidad democrática y de una economía para todos?

Hay que soñar, con sentido de realidad, pero hacerlo. No dejarse ganar sólo por el inmediatismo, pero saber tomar las mejores decisiones que corresponda a las tareas que se plantean para los siguientes meses y que pueden tener sentido más trascendente. Como el hecho de trabajar por (y buscar garantizar) gobiernos eficientes y honestos en donde se haya alcanzado dicha responsabilidad; afrontar el proceso electoral presidencial con madurez (ojo con las peleas de curules y puestos que ya algo se vio para los municipios y gobiernos regionales); gestar una organización política más estable y vinculada con la población, trabajando desde la cultura y otras iniciativas, así como acciones específicas con la juventud.

Con confianza y discerniendo lo que los tiempos actuales nos dibujan como más necesario. Inspirados en los éxitos posibles que significan hoy nuestra rica y variada gastronomía, de los éxitos como el de Vargas Llosa y su premio Nóbel de Literatura. Con sentido de esperanza que día a día aprendemos de nuestro pueblo y de los más humildes. Haciendo memoria de quienes inspiraron nuestro caminar como J. C. Mariátegui, Vallejo, Basadre, Arguedas y tantos más.

Guillermo Valera Moreno
22 de octubre 2010

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Un pensamiento en “¿Es posible hoy la izquierda en el Perú?

  1. Anónimo

    HOla:

    Si es posible dependera si el poder de turno lo permite, cosa que veo muy improbable.

    Otro punto es el como desean administrar el poder: Me parece que aplican oposicion. Empezando con el gobierno. Lo cual veo daño.

    Prefiero el punto intermedio el cual una vez Garcia lo uso para acceder al poder pero que lo movio a Derecha de golpe.

    Solidario, definitivamente ese termino requiere pulirse. No es el solo hecho de actuar tambien incluye el aplicarlo en sus proyectos y que estos funcionen.

    Bueno, ya conversaremos mas adelante.

    Ser solidario requiere de desprendimiento no necesariamente lucha sino conviccion.

    La violencia no deberia ser el eje o la razon. No ayuda golpear con fuerza sino que el apoyo sea solidario.

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