Reseña: La mujer en el Tawantinsuyo

Reseña: 2013.

Título: La mujer en el Tawantinsuyo

Andrea Guzmán Giura (PUCP)

 

Francisco Hernández Astete, el autor del libro, es un ex alumno de la Pontificia Universidad Católica; actualmente, trabaja como investigador y profesor de la PUCP. Es autor de diversas publicaciones: Masculino y femenino: dualidad y poder en el Tawantinsuyo (1998), El Inca y el poder de sus ancestros (2012), Poder y muerte entre los incas (2005), etc. Además, es especialista en temas andinos en este texto sigue con la línea del replanteamiento de lo masculino como algo preponderante en el imperio incaico. Sin embargo, con esto no se quiere dar a entender que lo femenino era superior a lo masculino, sino que era un factor importante en la organización del imperio, el cual muchas veces ha sido ignorado. Llenar este vacío en el análisis de la historia prehispánica es necesario para tener una mayor comprensión y conocimiento sobre el pasado. Consecuentemente, esta publicación ayudará, no solo a la historia y a la historiografía peruana, sino que también a eliminar prejuicios sobre esta etapa de la historia. Asimismo, muestra la importancia de la interdisciplinariedad en el análisis histórico.

La mujer en el Tawantinsuyo es un libro publicado en el 2002 por el Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Este analiza el papel y la importancia de las mujeres y su injerencia en la organización del Tawantinsuyo. Para explicar esto, Francisco Hernández lo divide en 7 partes: Prólogo, Introducción, El universo simbólico, Lo femenino en la organización socioeconómica del Tawantinsuyo, Roles sexuales y poder en el Tawantinsuyo, Recapitulación y Bibliografía. Esta división es bastante pertinente, ya que va introduciendo al lector con fluidez en el tema.

El Prólogo fue realizado por la Doctora Liliana Regalado, quien ha sido decana de la Facultad de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica; actualmente, Regalado se desempeña como docente en la PUCP. Asimismo, es especialista en temas andinos, quien ha influenciado en las investigaciones de Hernández. Asimismo, es especialista en temas andinos, quien ha influenciado en las investigaciones de Hernández, con quien ha publicado Sobre los Incas (2011). Además, regalado es autora de muchas otros textos, como Historiografía occidental: un tránsito por los predios de Clío (2010); Construyendo historias: aportes para la historia hispanoamericana a partir de las crónicas (2005); El Inca Titu Cusi Yupanqui y su tiempo : los Incas de Vilcabamba y los primeros cuarenta años del dominio español (1997); etc.

El primer Capítulo, El universo simbólico, introduce al lector en el universo y la cosmovisión en el Tawantinsuyo. Es por ello, que el autor explica la importancia de la cuatripartición, la cual no solo se demuestra en la división del imperio en 4 suyos. Los conceptos como Hanan (arriba/derecha/masculino) o Hurin (abajo/izquierda/femenino) son fundamentales para comprender la complementariedad y la dualidad en el imperio, ya que si bien estos son opuestos, ambos son necesarios para que todo se encuentre en orden y estabilidad. El yanantin es esa oposición perfecta entre las partes. Cabe resaltar que, estos opuestos no son iguales sino que hay una jerarquía entre ellos, el Hanan se encuentra por encima del Hurin. Otro punto que resalta el autor en este capítulo son los mitos. Estos son la expresión de esta división cosmológica, pues legitiman la división sexual. Asimismo, entre las deidades andinas demuestran la importancia de la pareja (aunque esta no se configure como un matrimonio), pues se hace evidente la jerarquía, pues las diosas son las que están asociadas a la fertilidad, mientras que los dioses a las cuestiones bélicas. Por consiguiente, no sorprende que la Pachamama sea femenina. Además, con lo anterior, se hace evidente que las funciones y los roles están sacralizados. Por ende, también se legitima la división sexual de los roles en la vida cotidiana, las mujeres van a ser importantes, sobretodo, en el plano agrícola. No obstante, esta división puede ser transgredida en casos de emergencia. Pues, en casos de peligro o de emergencia, se puede realizar la labor del sexo opuesto. Por ejemplo, el autor sostiene que en las mujeres pueden participar en guerras en casos de necesidad, incluso hay una validación mítica para ello en el mito de los 4 hermanos Ayar.

En el segundo capítulo, Lo femenino en la organización socioeconómica del Tawantinsuyo, el autor muestra la importancia del papel femenino en el imperio. Para explicar esto, el autor recurrirá a los distintos aspectos de la vida. Pues, como se mostró en párrafos anteriores, la cosmovisión es fundamental en la organización imperial, ya que esta va a incurrir en los distintos ámbitos: en la economía, en el aspecto social y en la religión. En este sentido, el factor femenino es una pieza clave para el establecimiento de alianzas, lo cual va a legitimar que se realicen vínculos que conlleven a la reciprocidad y la redistribución. Estos dos conceptos, son la base económica del Tawantinsuyo. Entonces, las alianzas matrimoniales son fundamentales para la configuración del imperio, pues el intercambio de mujeres genera obligaciones por ambas partes. Es por ello, que no es extraño que el Inca sea el varón con mayor número de esposas, ya que, eso le permite tener acceso a más recursos. A diferencia de los pobladores comunes, quienes eran monógamos. Por lo tanto, la ampliación de la parentela es un punto clave para la producción. Sin embargo, Hernández diferencia el “matrimonio normal” del “matrimonio ritual”Por otro lado, las mujeres hacen posible que se realicen las alianzas desde otro aspecto, con la preparación de la chicha y otros productos para los intercambios (cumbiFinalmente, en el plano ritual las mujeres siempre están presentes. Pues, con la chicha, es fundamental para que se realicen los diversos rituales en el imperio, pero no solo es en este punto donde radica su importancia, ya que, como se sostuvo en párrafos anteriores, la cosmovisión legitima lo femenino en la organización, en el plano religioso y ritual.

En el tercer capítulo, Roles sexuales y poder en el Tawantinsuyo, el autor sigue con la afirmación realizada en el párrafo anterior. Pues, como las deidades son femeninas y masculinas; y, como sostuvo, amabas partes son importantes. Por ello, no solo existe el culto al Sol, también, hay uno a Luna. Este último no es menos importante, pues, esta deidad tiene sus propias tierras para su culto. Asimismo, este culto es estrictamente femenino. Así como el Sol es el padre del Inca, la Luna es la madre de la Coya. Entonces, la importancia de esta mujer está legitimada desde el plano religioso.

En este capítulo, además, muestra  las mujeres tenían injerencia directa en los temas administrativos y económicos. En este aspecto, la Coya es un personaje de suma importancia, pues a diferencia de las reinas occidentales, la Coya no fue simplemente la esposa del soberano. Ella tenía que ser una buena administradora de los recursos imperiales, de lo contrario el Inca podía separarse de ella y casarse con otra mujer para que sea la Coya. Este aspecto no ha sido tomado en cuenta en la enseñanza de la historia prehispánica. Sin embargo, es fundamental para comprender que la organización de todas las civilizaciones y culturas han sido iguales, muchas veces romper con estas creencias resulta difícil, pues se está acostumbrado al sistema patriarcal. Entonces, el poder también toma en cuenta el factor femenino. Consecuentemente, así como había un proceso de selección para el Inca, también lo había para la Coya. Otro aspecto importante, es que la línea matrilineal para el proceso sucesorio en la elección del Inca.

Finalmente, en la Recapitulación, el autor concluye con la importancia del aspecto dualista, donde las mujeres son importantes en los distintos aspectos de la vida. Entonces, las mujeres fueron valoradas, pues permitía que se realice la distribución, la reciprocidad, se celebren rituales, etc. Ellas permitían que se mantenga el equilibrio en el Tawantinsuyo. Es por ello, que Hernández afirma que “el Inca y la Coya actuaban como opuestos complementarios entre sí, eran yanantin, y constituían la pareja principal del Tawantinsuyo”Si bien Francisco Hernández ha investigado la importancia femenina en el Tawantinsuyo, otros autores como María Rostworosky, Irene Silverbat, Waldemar Espinoza han tocado el tema femenino. En la historia del Perú, la mujer prehispánica no ha sido muy tomadas en cuenta, ya que muchas veces se sigue con la estructura de la organización de las civilizaciones de manera patriarcal. Lo cual, es comprensible, ya que la información de fuentes primarias ha sido redactada por varones. En el caso de las crónicas, han sido escritas, en su mayoría, por españoles, quienes están inmersos en una organización patriarcal y misógina. Por lo tanto, el elemento femenino en la organización del Tawantinsuyo no ha sido tomado en cuenta, y si lo hicieron, es de manera tangencial.  No obstante, dejar este vacío no permite que se desarrollen nuevas investigaciones. Además, al romper paradigmas y categorías establecidas permite que la comprensión de la historia sea mejor, pues las perspectivas de género en la escritura de la historia es un tema que amplía el conocimiento histórico.

 

 

 

 

 

 

 

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