Vergüenza en curso: La campaña presidencial en curso

El Comercio

Conforme avanza la campaña presidencial se evidencia que esta será una de las más vacías de contenido porque prima la pulla venenosa antes que las ideas y los spots publicitarios antes que los programas. Cuando los candidatos agreden burdamente al contrincante, se cierran las puertas al debate y cada cual termina exponiendo sus escasas propuestas en solitario.

Alejandro Toledo está primero en todas las encuestas. Tiene una campaña bien diseñada y con mucha disciplina interna. Pero los demás se le han “prendido” de una manera deplorable, que dice algo de sus magras calidades humanas y mucho más de sus escasas habilidades políticas. El caso emblemático es Lucho Castañeda, pero no se quedan atrás otros actores que no son candidatos.

Vi a Castañeda en televisión presentando sus nuevos spots y retando a Toledo a cortarse el pelo, como ridículamente han hecho sus seguidores, para demostrar que no consume cocaína. Prueba simplista que un consumidor sobrepasa absteniéndose unos días. Pero es una ofensa a cualquier interlocutor y solo se explica cuando los políticos han perdido la chaveta y no se dan cuenta de que así no podrán gobernar en paz. Tuvo la osadía de retarlo a obedecer antes del 1 de marzo so pena de quedar marcado por su vinculación al narcotráfico. Reacción histérica que termina victimizando a Toledo.

Fueron los psicosociales de Montesinos los que acuñaron la especie de que Toledo era borracho y coquero. Que los use Rey ahora que recién se muestra como el fujimorista que siempre fue, vaya y pase. Lo increíble es que Castañeda los use ahora cuando él fue víctima de ellos.

En medio del inicio de esa ofensiva, la revista “Caretas” patinó en dos números colocando fotos que lo acercaban a uno de los Sánchez Paredes cuando era presidente y todos se le acercaban y pretendiendo vincular a Javier Reátegui con el mismo grupo de peruanos investigados por narcotráfico. Le falló la foto y la patinada fue enorme. Ha declarado que no quiso mancillar el honor de Reátegui –lo conozco hace sesenta años a él y su familia y son personas honorables por todos lados– pero parece que con el honor de Toledo “Caretas” puede jugar libremente, pues sus fotos sembraron la especie y no quiere rectificar. Muy mal ejemplo de una revista que ha sido clave en la lucha por la democracia.

Ahora Ollanta Humala y su coro de repetidores, también sin escrúpulos, ponen en aprietos a la embajadora de Estados Unidos tratando de utilizarla para atacar a Toledo por haber recurrido a esa embajada a pedir iniciativas contra la candidatura de Humala a fines del 2005. La embajadora ha sido tajante y ha negado terminantemente que Toledo hubiera pedido o propuesto algo. La mentira de Humala quedó al descubierto cuando Fernando Rospigliosi reconoció que fue él quien lo hizo cuando ya no era ministro ni tenía vínculo alguno con el gobierno de Toledo. Pero insisten como un sonsonete en que cualquiera que haya hecho el pedido termina inculpando al presidente que no tenía cómo saberlo y que no intervino para nada en la campaña electoral. Nacionalismo teatral el de los humalistas que muestra carencia de valores democráticos elementales.

Pero la pataleta por las encuestas, que está detrás de todo esto, llegó a mayores cuando el Jurado Nacional de Elecciones en resolución aberrante hizo caso de las quejas constantes de Castañeda, Humala y Kuczynski, mezcla de ignorancia y mal disimulada piconería. Muchos observadores ven tras bambalinas la mano del presidente García en este caso como en el de “Caretas”, dejando la impresión de un miedo desproporcionado al cambio de posta. Se esperan nuevas maniobras contra Toledo, ¿hasta dónde soportará la institucionalidad democrática?

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