Las veces en las que pasaba apurado por el comedor, notaba que ella estaba allí, que se apoderaba de una mesa para ver no sé qué cosas en la Internet. Yo me hacía el despistado, el chico que lee con el resaltador en la mano y con un cafecito de sol-cuarenta. Leía,en efecto, pero,por algún indescifrable motivo, frenaba la lectura para ver qué michi hacía. No la espiaba,porque no tendría caso hacerlo. ¿Qué me llamaba la atención de ella? Probablemente como se vestía,porque sus prendas la culpaban de ser divertida y loca, y siempre me ha llamado la atención las flacas que no se hacen palta por el mundo, que aman el arte, que hacen locuras extravagantes y dicen cosas sin sentido (pastrulada y media), ello contrastaba el arquetipo que hoy buscan los chicos, flacas con buen cuerpo, fresas, con sus tradicionales muletillas «Osea,manya, osea ajjj», flacas superficiales cuyo mundo solo gira en torno a lo real (gastar en cosas banales). Las chicas con las que he tenido una relación han amado el arte: Giovanna quería ser actriz y viajó a Nueva York para mejorar sus habilidades; Melanie amaba la música, tenía la loca idea de tener un grupito de rock y tocar en el Sargento Pimienta; Mariam quería ser escritora,pero sus padres le dijeron que si quería estudiar Literatura,podría hacerlo en una Universidad estatal y que ellos no cubrirían sus gastos( Gracias, Mariam, todo lo que escribes es genial); y Kelly cuyo mayor afán fue pintar todo lo que veía a su paso, le daba color a cada cosa y cada momento. Así, demuestro que mis relaciones siempre han estado cargadas de arte y diversión, y eso es lo que hace inolvidable cada una.
Cuando se lo comenté a Jaime y a Chubis, ellos no escatimaron en dar opiniones que la desmerecían. Sin embargo, mi visión siempre le da un plus a los comentarios de mis amigos frente a las chicas «¡No me jodan! Me parece simpática». No mentía, me parecía muy simpática, muy fuera de onda. ¿Te gusta?, me preguntó Jaime. Reí y dije «No me gusta,porque no la conozco,pero me gustaría conocerla». Para mi mala suerte, ninguna de nuestras amistades coincidía. Ni siquiera Chubis, que se conocía medio Católica( creo que Chubis ha trabajado en la Oficina de Admisión,cómo carajos conoce tanta gente). Le pregunté a Niffer y al oso si es que llevaban clases con ella, negación absoluta. ¿Facebook? No, no me malinterprete, el hecho que todos tengan cuenta en Facebook,bueno, sí, busque por Face y no hallé nada. Quizá porque no sabía su nombre. No obstante, un sábado que conversaba con Pía y que R. estaba relativamente cerca, oí que un chico la llamaba por su nombre. Llamenlo como quieran,pero fue un poco de suerte,pues yo nunca voy los sábados, tan solo fui a recoger las copias que le había prestado a Pía.
Finalmente, fue un sábado en el que supuestamente entraría a un taller de creación de páginas web,pero que luego me fatigó entrar, en el que buscaba a mis amigos en el comedor de Letras. Pasaba tranquilo cuando ella, sentada en una mesa con sus amigos, me miró y yo la miré y así avancé tres pasos hasta que volteé la mirada para buscar a mis amigos. Fue extraño,pero genial. Nunca creí que pudiese pasar una cosa así. Logré divisar a Jaime y me uní a la conversación. Ese mismo día, nos fuimos a hacer hora a Miraflores (más vagos que el carajo), todo el camino del Circuito de playas pensé qué tan ilógico podía ser todo. Mientras C. me fascinaba, R. me generaba una confusa atracción. Quizá era por mi inestabilidad con C.,no lo sé.