Fui feliz

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If i fell – The Beatles
Yo he sido feliz casi todos los días de mi vida, al menos durante un ratito, incluso en las circunstancias más adversas.
Roberto Bolaño

Hace mucho me ha inquietado la idea de felicidad, de si existe tal cosa. ¿Podemos llegar a ser felices? Yo no lo soy. Ilusamente consideraba que la felicidad podía estar en una pareja, o en algo que siempre quise y que, como ahora gano alguito, puedo comprarme. Sin embargo, siento que esas felicidades fueron muy vanas, inútiles. El amor es una felicidad muy corta. Por esto, no se sorprenda si su enamorada lo engaña, o si usted se llega a fijar en otra chica. La felicidad consiste de placeres. Tal vez usted no se ha dado cuenta, pero mintiendo obtiene más felicidad que diciendo la verdad. Porque, de algún modo la felicidad es una dulce mentira.

Hace unas semanas hablaba con Raquel, una chica con un punto de vista interesante acerca de las relaciones. Y me dijo algo muy interesante:”Prefiero los pequeños placeres de la vida, los cortos y que no necesitan mucho trabajo”. Yo entendí que dichos placeres podían ser la música, el arte, los libros, películas, mundos muy bellos que generan felicidad. Y todo ello en respuesta a por qué no le gustan las relaciones. Y es que luego me explicó que, claro, uno se termina acostumbrado a la otra persona, y cuando todo se acaba, crisis emocional. Refuerzo su argumento con una escena de la película Todos dicen que te quiero de Woody Allen en donde este dice algo como “en la vida, cuando se rompe una relación, y espero que no te pase. Más vale ser dejador que dejado. Porque el dejador deja. Y al dejado, lo dejan.”

Es por eso que la madrugada de hoy, sin nada de sueño, me puse a pensar que de lo único que me podría enamorar sería de esos placeres que mencionaba Raquel, pues durante las vacaciones leí distintos libros; vi películas de Allen y de Almodóvar; me interesé por Jackson Pollock y por Marcel Duchamp; y oí mucho rock alternativo. Quizá esa era mi felicidad. Seamos sinceros, una relación no dura toda la vida; sin embargo, una melodía, un libro, un cuadro, una escena siempre quedan en ti. De pronto, empecé a creer que la felicidad es una fina elección. Cada quien elige su felicidad, ¿no lo creen?

A mis 18 años cada vez soy más pesimista con esto. ¿A qué se le puede considerar felicidad?, ¿a una pareja? Soy muy escéptico cuando pienso en esto. Es más, diría que las parejas solo son catalizadores de felicidad, son productores pasajeros de esa sensación. Lo curioso es eso mismo, nosotros necesitamos ser felices de algún modo. Bien lo dijo Woody Allen en Annie Hall:
“Después, se nos hizo tarde. Los dos teníamos que irnos, pero fue magnífico ver a Annie otra vez, ¿verdad? Comprendí que era una persona estupenda, y lo agradable que había sido conocerla y… me acordé de aquel viejo chiste, ya saben, el del tipo que va a ver al psiquiatra y le dice: “Doctor, mi hermano se ha vuelto loco. Se cree que es una gallina.” Y el médico le contesta: “Bueno, ¿y por qué no hace que lo encierren?”. Y el tipo le replica: “Lo haría pero es que necesito los huevos.” En fin, yo creo que eso expresa muy bien lo que siento acerca de las relaciones entre las personas. ¿Saben? Son completamente irracionales, disparatadas, absurdas… pero, ah, creo que las seguimos manteniendo porque, ah, la mayor parte de nosotros necesitamos los huevos.”

Después de esto, volví a hablar con Raquel y me dijo que no debía complicarme con estas cosas que, de alguna manera, eso me haría feliz. Y es que allí estaba la clave, señores. La felicidad me ha acompañado en cada madrugada que escribía. Mi felicidad no era una chica, un auto, plata, etc. Mi felicidad era escribir, algo que nunca me decepcionaría.

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