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Las escuelas inteligentes: las 5 competencias de Senge

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¿Qué es una escuela inteligente? En términos sumamente sencillos podemos decir que se trata de una organización educativa capaz de aprender, capaz de mejorar constantemente, de adaptarse a las transformaciones de la sociedad y los factores vinculados a ella -y en un sentido ideal, por qué no, incluso adelantarse al cambio entrante.

Para Senge (2002), las organizaciones deben centrarse en la naturaleza humana, desarrollando cinco tipos de competencias:

Competencias para el aprendizaje organizacional

Desarrollar el dominio personal. Consiste en aprender a reconocer nuestras verdaderas capacidades y las de las personas que nos rodean; puesto que solamente si conocemos quiénes somos, qué queremos y qué es lo que somos capaces de hacer, podremos identificarnos con la visión de la organización, de proponer soluciones creativas, y de aceptar el compromiso de crecer y aprender junto con la organización.

Gestionar los modelos mentales. Nuestras formas de pensar o modelos mentales, en ocasiones restringen nuestra visión del mundo y la forma en que actuamos. Por eso resulta importante mirar hacia nuestro interior y descubrir todos esos conceptos que nos gobiernan. Conocer y manejar nuestros modelos nos permitirá promover comunicaciones claras y efectivas dentro de la organización, que sean un apoyo para el crecimiento.

Impulsar la visión compartida. La clave para lograr una visión que se convierta en una fuente de inspiración y productividad para la organización es que todos los miembros sean conscientes de sus visiones personales y que las concilien con la visión organizacional. Todas las visiones personales pueden alimentar la gran visión de la organización, y cada uno siente en ella una conexión íntima que lo impulsa para convertirla en realidad.

Fomentar el aprendizaje en equipo. El crear y fortalecer a los equipos de trabajo se centra fundamentalmente en el diálogo, en pensar juntos para tener mejores ideas. Es una premisa que arma un espíritu de cooperación sin anular al individuo.

Desarrollar el pensamiento en sistemas. Se trata de pensar en las organizaciones y sus contextos como sistemas que coexisten y se afectan unos a otros; ya que la realidad funciona en base a sistemas globales. Para ello es necesario que comprendamos como funciona el mundo que nos rodea y, así, observar el conjunto y no las partes aisladas.

De estas cinco competencias, quisiéramos resaltar la importancia en la inversión en el capital humano en la escuela, el cual pasa a jugar un rol mucho más protagónico vinculado estrechamente con los fines de la organización y su cultura.

Referencia
Senge, Peter et al. (2002). Escuelas que aprenden: un manual de la quinta disciplina para educadores, padres de familia y todos los que se interesen en la educación. Bogotá, Norma.

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