Archivo por meses: junio 2008

El mundo olvidado de la educación: el alma

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“Educación integral” es prácticamente un eslogan que deambula de boca en boca y de aviso en aviso hasta llegar al punto de perder su sentido. De hecho, creo que lo perdió hace mucho pues por educación integral se comprendía, habitualmente, la inclusión de una “educación basada en valores” o un mayor impulso de las habilidades psicomotrices. Por ahí hubo intentos valientes y verdaderamente comprometidos a incluir aspectos anímicos y recordar que el ser humano no sólo es cognitivo y físico-sensorial, sino también sensible.

Claro que para muchos hablar del alma resulta un signo de interrogación tremendo, especialmente en el materialismo cada vez más arrarigado cuyo proceso inició hace ya unos cientos de años.

Sin embargo, no es un tema del todo olvidado. De hecho, este artículo surge a partir del Simposio llamado “El cuidado del alma: cuestiones filosóficas en torno a la educación”, el cual se realizará los días 24, 25 y 26 de junio en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Firmemente, creo que el olvido del alma en los procesos educativos actuales, tanto los formales como los informales (escuelas, familia, etc.), desarrollan dificultades en los procesos sociales, en la realización personal y profesional, en la creación de alianzas y establecimiento de vínculos comunitarios y ecológicos.

El abandono de aspectos intangibles pero reales del ser humano pierde parte de nuestra humanidad que avanza y retrocede a la vez; porque mientras cuestiones éticas y tomas de conciencia de la realidad con compromiso a un cambio sostenible se levantan, también se incrementan los niveles de violencia y la violencia de las medidas “correctivas y preventivas”.

Ademas, solemos pensar que la violencia siempre le pasa a otro o es tema político-militar. Recordemos al hombre “común”, Tomohiro Kato, quien asesinó y agredió diversas personas en el centro de Tokio; o los tristes casos de adolescentes y niños que entraron a sus escuelas armados. Y sin ir tan lejos, pensemos en el incremento de los niveles de suicidio.

Esperemos que simposios, artículos y actividades serias traten este tema y apunten a desarrollar una verdadera educación donde se reconozcan todas las dimensiones del ser humano.

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La gratuidad de la educacion superior

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La educación superior pública peruana ¿debe ser gratuita para todos? De hecho, no es un planteamiento nuevo; sin embargo, nunca ha sido tratado con la madurez debida y la evidencia está en el planteamiento simplista que dice: vamos a cobrarles a todos los que vienen de escuelas privadas. Y si hacemos honor a la verdad, cuando hablamos de escuelas privadas, muchos piensan en grandes colegios católicos o bilingues. Sin embargo, gracias a las facilidades brindadas por el sr. Fujimori, hoy existe todo tipo de escuela privada: distintos precios, distintos niveles de calidad.

El alegato es el siguiente: no se puede pedir una educacion de calidad sin ua contribucion economica. Bajo esa misma premisa,podriamos pedir que la educación básica también sea pagada. Insisto: la base de este tema es unidimensional.

Sin embargo, si creo que la educacion superior pública requiere de una renovacion total; lo cual implica una fuerte inversión que quizá el estado no pueda costear. Por lo tanto, una plan de renovación del sistema educativo superior público no puede ser simplemente: vamos a cobrar para mejorar la universidad. El factor monetario debe ser un elemento a considerar, pero no el eje del cambio.

Las quejas de muchos estudiantes de universidades públicas apuntan a docentes universitarios que no cuentan con herramientas pedagógicas, que no tienen una preparación académica actualizada, que varios son corruptos, entre otros aspectos como la desorganización administrativa, la pobre infraestructura, la falta de apuesta por la investigación seria.

Y el cambio, no es solo un asunto de dinero. Como un ejemplo, se tiene a la Universidad Agraria La Molina; la cual no digo que sea perfecta, pero muestra posibilidades de mejora organizacional siendo una universidad pública; y, por tanto, un lugar donde la educación es gratuita.

Leon Trathemberg, en un artículo publicado en El Comercio llamado ¿Desistir de la gratuidad?, ofrece una alternativa basada en un sistema de prestamos que me parece algo más factible. Sin embargo, más allá del punto sobre si es necesario pagar o no, creo que debemos buscar el problema y sus causas verdaderas antes de dejarnos distraer por polémicas levantadas al aire (quizá por algún animo de decir: yo también tengo boca, como anteriormente varios congresistas nos lo han mostrado).

En mi opinión, el tema central debería ser una reforma del sistema universitario público, dentro del cual debería plantearse un modelo de financiación que no limite o dificulte el acceso al espectro más amplio posible de estudiantes y que promueva la búsqueda de mejora de la calidad educativa.

Respecto a ello, recomiento un artículo interesante publicado por la Revista Iberoamericana de Educación.

Y ustdes, ¿qué opinan? ¿La educación superior debe o no ser gratuita? ¿Qué vías tenemos para mejorar la calidad educativa universitaria? Los comentarios y modelos ue puedan compartir otros latinoamericanos, también son bienvenidos.

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