Profesor uruguayo renuncia: no podía impedir el uso de los celulares en clase.

 

1 Alumnos usando celulares en clase

Las miradas de los estudiantes en el salón de clase dejaron de fijarse en el tablero y el docente, para pasar a los celulares, a Whatsapp y Facebook. Así describe el profesor y periodista Leonardo Haberkorn la nueva dinámica de las aulas de clases universitarias, la razón por la que el docente “tiró la toalla” y se despidió de la enseñanza a través de una sentida carta.

“Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies. Claro, es cierto, no todos son así”, afirmó el exprofesor de la Universidad Ort Uruguay, en su blog El Informante.

La entrada “Con mi música y la Fallaci a otra parte”, en la que Haberkorn le dice adiós a la docencia, fue revivida en las redes sociales y se volvió viral. Según su relato, hace cuatro años los alumnos acogían la recomendación del docente de dejar a un lado los celulares, pero ya no. “Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal. Pero hay algo cierto: muchos de estos chicos no tienen conciencia de lo ofensivo e hiriente que es lo que hacen”, agregó el periodista que estaba vinculado a la Facultad de Comunicación.

La situación, explica Haberkorn, perjudica la formación de las nuevas generaciones de periodistas. “Cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve sentido a estar informado”, dice.

Como ejemplo, para argumentar su posición ante la actitud de los estudiantes frente a dispositivos electrónicos, el comunicador afirmó que sus alumnos no sabían a profundidad sobre temas coyunturales como la crisis en Venezuela, Siria y las elecciones en Estados Unidos.

“¿Saben quién es Vargas Llosa? ¡Sí!

¿Alguno leyó alguno de sus libros? No, ninguno”.

“Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado. Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales. En un ejercicio en el que debían salir a buscar una noticia a la calle, una estudiante regresó con esta noticia: todavía existen kioscos que venden diarios y revistas”, añadió el Haberkorn.

“El resultado de producir así”, continúa el docente,” al menos en los trabajos que yo recibo, es muy pobre. La atención tiene que estar muy dispersa para que escriban mal hasta su propio nombre, como pasa”.

La carta finaliza así: “Caras absortas. Desinterés. Un pibe despatarrado mirando su Facebook. Todo el año estuvo igual.

Llegamos a la entrevista. Leímos los fragmentos más duros e inolvidables.

Silencio.

Silencio.

Silencio.

Ellos querían que terminara la clase.

Yo también”

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