Cómo se puede detectar mentiras en una entrevista.

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En el periodismo una entrevista persigue obtener información que sea verdadera. Lo que se expone a continuación puede ayudar al entrevistador a comprobar si lo que le están declarando es una falsedad.  Son cuatro oportunidades para la detección de mentiras en una entrevista.

En 1969 el profesor danés Nico Henry Frijda enunció sus leyes emocionales. Entre ellas, se encuentra la ley de la realidad aparente,

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según la cual la intensidad emocional será mayor cuanto más real le parezca la situación al individuo. Este mecanismo psicológico tiende a desvirtuar la realidad haciéndola más asumible en términos de felicidad. Quizá sea este el motivo por el cual las personas somos tan ineficaces a la hora de detectar mentiras. Desde pequeños, preferimos no ver la realidad antes de asumir que nos están mintiendo. Este hecho hace que, cuando vamos madurando, seamos realmente “malos” detectando mentiras, aun cuando éstas estén delante de nuestras narices.

Nico Henry Frijda  se doctoró con su tesis Descripción de las expresiones faciales. Dedicó decenas de años a estudiar  las emociones humanas

Un  artículo publicado en Psychology Today por Joe Navarro  hace mención a la investigación de 261 casos en los cuales se declaraba, a diferentes imputados, como inocentes a consecuencia de la aparición de pruebas irrefutables de ADN. En estos casos, investigados por diferentes cuerpos de seguridad estadounidenses, el 100% de las autoridades policiales se equivocaron.

De origen cubano, Joe Navarro  es un autor, orador y ex agente de la FBI y  supervisor. Navarro se especializa en el área de la comunicación no verbal o lenguaje corporal y es autor de numerosos libros, incluyendo, Lo que todo cuerpo está diciendo y Más que las palabras.

Navarro precisa que sólo en un entorno donde el entrevistador domine la situación y tenga el control del tiempo podríamos hablar

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de posibilidad de éxito en la detección. El entrevistador, en este entorno, deberá ser el que dirija la conversación haciendo preguntas. Cuando se le otorgue al entrevistado la libertad total de expresar sus opiniones, la posibilidad de detectar una mentira será mucho menor. Sin embargo, cuando se le hagan preguntas en una secuencia adecuada y por parte de un entrevistador bien formado, se dispondrá de 4 elementos a través de los cuales detectar el engaño. Durante cualquier proceso de entrevista, especialmente en un entorno forense, hay básicamente cuatro oportunidades por pregunta, para evaluar si la persona está ocultando algo.

Primera oportunidad. Durante la enunciación de la pregunta.

A medida que el entrevistado escucha la pregunta se puede ver el comportamiento que indica que el individuo se bloquea, restringe sus movimientos o se ve afectado negativamente por la pregunta (labios apretados, retracción de la barbilla, etc), por el contrario podría comenzar a relajarse. Un buen entrevistador formula la pregunta y observa sin mostrar duda o sospecha. Una vez que se hace la pregunta, el entrevistador espera y observa. Ahora bien, para el culpable, no todas las palabras tendrán el mismo peso. Un asesino que utiliza un punzón va a reaccionar a esta palabra de manera diferente que si se le pregunta por un machete, un cuchillo o una pistola. Esas palabras no tendrán el mismo efecto emocional, porque sólo la palabra “punzón”, el arma del crimen, es una amenaza para él.

Segunda Oportunidad – Durante el procesamiento de la pregunta.

La segunda oportunidad para evaluar el engaño es cuando la persona entrevistada procesa la pregunta que acaba de oír. Algunas personas procesan muy rápidamente las preguntas, mientras que otros se toman su tiempo. No importa cuál sea la forma de procesar la pregunta, la clave será la variación respecto de su forma habitual de procesamiento, así como los efectos de la pregunta sobre el entrevistado (repetir la pregunta, cierre de tobillos, mirada fija hacia adelante, variación en la velocidad de parpadeo, …) Cambios en el comportamiento o la expresión facial implican cambios cognitivos o emocionales. La cuestión a plantearse por el entrevistador será la de averiguar el “por qué”.

Tercera oportunidad – Durante la respuesta

Cómo responde, su convicción, los titubeos, la voz firme, los movimientos de brazos de cierre o apertura, cerrar los puños ocultando los dedos, las palmas hacia arriba o hacia abajo, la posición de la barbilla, y los hombros subiendo hacia las orejas son elementos a observar. Si se comprueba un cambio de estado o intensidad emocional, estaremos ante una pregunta sobre la que profundizar.

Cuarta oportunidad. Después de la respuesta.

La cuarta oportunidad para evaluar el engaño será después de que haya respondido a la pregunta. En ese momento, un buen entrevistador va a esperar creando una pausa de aspecto natural, pero que será tensa para el entrevistado. Se podrá observar si hay alguna expiración de alivio, relajación en el comportamiento, movimientos en la silla, o respiración agitada. Después de una pregunta, el entrevistado, si cree que no le han detectado su engaño, desarrollará un comportamiento tendente a la relajación del estrés soportado al escuchar, procesar y responder a la pregunta (movimientos, exhalación con carrillos hinchados, exhalación prolongada, tocarse a uno mismo o auto-calmarse).

Evidentemente, al igual que el resto de autores que estudian, desde la seriedad, el ámbito de la detección de mentiras, Navarro plantea que estos elementos son tan sólo indicadores, meramente sugieren que hay problemas sobre los cuales habrá que profundizar. Puede que no haya indicadores concluyentes de engaño, pero hay cosas que podemos observar, tanto en lo que se dice, como en el lenguaje corporal del entrevistado.

 

 

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