Oro olímpico saca de la pobreza a gimnasta surcoreano

Los Juegos Olímpicos de Londres no sólo han sido demostración del júbilo incontenible de los triunfadores, muchas veces con llantos incluidos, al recibir sus preseas: detrás de cada hazaña se esconden en muchos casos historias humanas muy impresionantes, desconocidas hasta el momento de la consagración y que han motivado gestos de solidaridad notables.

Tal el caso del gimnasta surcoreano Yang Hak-seon quien durante años vivió con su familia en un pequeño túnel en un área rural de la provincia de Jeolla, a 200 kilómetros al suroeste de la capital de Corea del Sur.

Se supo que la vivienda del ganador del oro olímpico en salto de caballo estaba cubierta con unas delgadas hojas de madera y plástico y casi fue destruida por las fuertes lluvias hace dos años.

Luego de que la dramática situación económica de Yang salió a la luz tras su triunfo olímpico, varias compañías ofrecieron ayuda a la nueva estrella.

La más importante fue la donación por más de 400 mil dólares de un poderoso grupo empresarial surcoreano que explico que el regalo es para ayudar a Yang a olvidar sus problemas familiares y dedicarse al entrenamiento.

Yang, que tras su victoria dijo que quería construir una casa para su familia, también hará realidad ese sueño: una compañía de su país anunció que construirá un departamento para el atleta valuado en casi 200 mil dólares. Yang y su familia podrán mudarse al apartamento para finales del próximo año.

Un fabricante de las sopas instantáneas favoritas de Yang, también ofreció a la familia cantidades ilimitadas del producto.

A todo se agregarán los casi 100 mil dólares que ha donado la Asociación de Gimnasia de Corea.

Yang ayudaba económicamente a su familia a través de esa Asociación que le destinaba un modesto sueldo que cubría lo básico, luego que su padre perdiera su trabajo.

Desde muy pequeño Yang comenzó entrenando gimnasia. Como adolescente, emergió como un contendiente en eventos internacionales cuando logró el primer lugar en salto de potro en los Juegos Asiáticos de 2010.

Pocos, incluido su propio entrenador, estaban al tanto de la difícil situación económica de Yang hasta los Juegos Olímpicos de Londres.

El entrenador solo sabía que Yang era un hombre joven con un talento nato para la gimnasia, según información de la CNN.

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