Origen y significado del Te Deum

20120728-a_tedeum_y_san_agustin.jpg

Con la Misa Solemne y Te Deum se inician tradicionalmente los actos oficiales por la fiesta patria. Siempre ha causado curiosidad conocer qué es el Te Deum, ya que no es de dominio muy extendido. En realidad, se trata de una acción de gracias que no dura más de 3 minutos.

Te Deum (en latín: ‘A ti, Dios’, primeras palabras del cántico) es uno de los primeros himnos cristianos. Se suele denominar también como “Himno Ambrosiano”, pues según una leyenda, lo compusieron en común San Ambrosio de Milán y San Agustín de Hipona en el año 387, cuando San Agustín recibió el bautismo de manos de San Ambrosio. Ambrosio, movido por el Espíritu Santo, improvisó este himno y Agustín iba respondiendo a sus versos. Estudios recientes han verificado que el Te Deum en realidad fue escrito en el siglo IV por Aniceto de Remesiana, según Wikipedia.

Se puede decir que en el ámbito católico es tradicional finalizar el año con la entonación de un tedeum. El papa acostumbra a celebrarlo en la tarde del 31 de diciembre.

En algunos países, además del Perú, también se realiza una ceremonia con el nombre de Te Deum, con ocasión de sus fiestas nacionales. Así sucede en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay y República Dominicana.

A continuación la traducción de la letra del cántico:

A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios de los ejércitos.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.

Creemos que un día has de venir como juez.

Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

Puntuación: 4.18 / Votos: 11

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *