El ser humano tiene cráneos cada vez más grandes

No se sabe el motivo, pero el cráneo de los norteamericanos blancos, y quizás de otras razas y nacionalidades, se ha ido volviendo más grande poco a poco, según una nueva investigación forense que publica la prestigiosa revista National Geographic.

Las mediciones efectuadas en cráneos de norteamericanos blancos nacidos entre 1825 y 1985 sugieren que la altura media se ha incrementado en ocho milímetros.

Podría no parecer mucho, pero se trata del espacio equivalente a una pelota de tenis.

«No podemos sacar conclusiones todavía, pero otros estudios muestran que un cráneo más grande no es necesariamente señal de mayor intelecto», señala Richard Jantz, antropólogo de la Universidad de Tennessee (Estados Unidos), que presentó los hallazgos de su equipo en una reunión de la American Association for Physical Anthropology en abril de 2012.

Los altibajos de la Evolución

Desde el surgimiento del primer Homo Sapiens, el cráneo humano ha ido aumentando progresivamente hasta hace unos 30.000 años, cuando se estabilizó.

Y hace unos 5.000 o 6.000 años, cuando empezó a practicarse la agricultura, los cráneos empezaron a encogerse, sin que se sepa el motivo.

Sin embargo, hace diez años, Jantz y su equipo descubrieron que la tendencia a la reducción podría estar revirtiendo. Desde entonces han recogido datos de 1.500 cráneos que abarcan unos 160 años.

Las muestras provenían de colecciones de esqueletos procedentes únicamente de donaciones, y como la mayoría de las donaciones provenían de americanos caucásicos, las conclusiones del equipo únicamente se pueden aplicar a ese grupo.

Experimentando con nosotros mismos

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Jantz afirma que la vida en Norteamérica ha cambiado de tal manera que no se puede señalar una única causa del aumento del tamaño de los cráneos.

«Sin embargo, estoy seguro de que se debe al ambiente en el que vivimos».

«Los norteamericanos conducen coches, vacunan a sus hijos, y la sobrealimentación es un problema mucho mayor que la desnutrición, entre otros factores. Es como si estuviéramos experimentando con nosotros mismos para ver cómo respondemos ante un ambiente completamente nuevo».

Corey Sparks, demógrafo de la Universidad de Texas (Estados Unidos) cree que las conclusiones pueden ser válidas pero que no es posible señalar una causa concreta.

«Cogí una regla para ver los cambios que señalan, y ocho milímetros no es para tanto. Dos o tres centímetros sí que sería importante», añade Sparks, que colaboró con Jantz hace años pero no formó parte del reciente estudio.

«En cuanto a las posibles causas, tenemos tendencia a sacar conclusiones para explicar los distintos comportamientos, pero en este caso no tenemos ninguna pista»

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