Vargas Llosa Critica a Wikileaks

Un caso pocas veces apreciado se ha dado en el periodismo español. Los planteamientos del director de un diario han sido duramente refutados por uno de sus célebres columnistas. Se trata de El País. La columna fue publicada ayer por El Comercio. Aquí la versión del portal de Periodista digital.com.

Lo privado y lo público, titula el Nobel Mario Vargas Llosa su popular columna dominical del 16 enero 2011 en las páginas de Opinión de El País, diario que junto a The New York Times, The Guardian, Der Spiegel y Le Monde, ha estado publicando desde el 28 noviembre 2010 los detalles contenidos en los 250.000 documentos secretos de la diplomacia estadounidense facilitados por Wikileaks.

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Javier Moreno, director del diario ha utilizado argumentos de peso para defenderse de los ataques –fundamentalmente de aquellos medios envidiosos de no haber sido ellos los que consiguieron la exclusiva– de la falta de ‘contenido periodístico’ de los cables diplomáticos: Sostuvo: “Entre las obligaciones de los periódicos no se encuentra la de proteger a los gobiernos, y al poder en general, de situaciones embarazosas”.

Pero el director de El País no ha convencido a Vargas Llosa quien, también con sólida argumentación, defiende la posición contraria: no es periodismo, es morbo.

Escribe Vargas Llosa:

“En esa vasta colección de materiales filtrados no hay prácticamente revelaciones importantes, las informaciones y opiniones confidenciales que han salido a la luz eran ya sabidas o presumibles por cualquier observador de la actualidad política más o menos informado”

“Lo que prevalece en ellas es sobre todo una chismografía destinada a saciar esa frivolidad que, bajo el respetable membrete de transparencia, es en verdad el entronizado derecho de todos a saberlo todo: que no haya secretos y reservas que puedan contrariar la curiosidad de alguien… caiga quien caiga y perdamos en el camino lo que perdamos. Ese supuesto “derecho” es parte de la actual imbecilización social”

“Lo que ha hecho Wikileaks [es ] destruir brutalmente la privacidad de las comunicaciones en las que los diplomáticos y agregados informan a sus superiores sobre las intimidades políticas, económicas, culturales y sociales de los países donde sirven.”

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“No se trata, pues, de combatir una “mentira”, sino, en efecto, de satisfacer esa curiosidad morbosa y malsana de la civilización del espectáculo, que es la de nuestro tiempo, donde el periodismo (como la cultura en general) parece desarrollarse guiado por el designio único de entretener.

“El señor Julian Assange más que un gran luchador libertario es un exitoso entertainer o animador, el Oprah Winfrey de la información. Si no existiera, nuestro tiempo lo hubiera creado tarde o temprano, porque este personaje es el símbolo emblemático de una cultura donde el valor supremo de la información ha pasado a ser la de divertir a un público frívolo y superficial, ávido de escándalos que escarban en la intimidad de los famosos, muestran sus debilidades y enredos y los convierten en los bufones de la gran farsa que es la vida pública.”

“Aunque las intenciones del señor Julian Assange respondan, como se ha dicho, al sueño utópico y anarquista de la transparencia total, a donde pueden conducir más bien sus operaciones para poner fin al “secreto” es a que, en las sociedades abiertas, surjan corrientes de opinión que, con el argumento de defender la indispensable confidencialidad en el seno de los Estados, propongan frenos y limitaciones a uno de los derechos más importantes de la vida democrática: el de la libre expresión y la crítica.”

“Que los gobiernos elegidos en comicios legítimos puedan ser derribados por revoluciones que quieren traer el paraíso a la tierra (aunque a menudo traigan más bien el infierno), qué remedio. O que lleguen a surgir conflictos y hasta guerras sanguinarias entre países que defienden religiones, ideologías o ambiciones incompatibles, qué desgracia. Pero que semejantes tragedias puedan llegar a ocurrir porque nuestros privilegiados contemporáneos se aburren y necesitan diversiones fuertes y un internauta zahorí como Julian Assange les da lo que piden, no, no es posible ni aceptable.”

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