Reflexiones sobre el Intercambio Informativo

Con la realización en Argentina del Segundo Congreso Mundial de Agencias de Noticias, al que asistieron unas 70 agencias nacionales e internacionales, se resucitó el ya antiguo y tantas veces mencionado desequilibrio informativo mundial por la acción de las grandes agencias de noticias y los propietarios de los grandes medios informativos.

“Se ha indicado que la definición de tal desequilibro es simple: en el sur se publican muchas más noticias del norte… que del sur en el norte. Así, solo calificamos para noticia en los países llamados desarrollados cuando nos castiga la naturaleza o somos motivo de curiosidad.”, como lo ha señalado en un artículo el notable periodista y educador Juan Gargurevich.

Respetuosamente discrepamos de la simplicidad del asunto.

Como editor periodístico en decenas de años de labor, puedo decir que el asunto es más complejo y debe apreciarse, fundamentalmente, desde un punto de vista informativo.

Cuando el periodista tiene que juzgar las noticias para su difusión debe considerar que las informaciones tengan INTERÉS GENERAL. En esta decisión se debe dejar de lado consideraciones ideológicas o de otra índole.

No se puede hacer periodismo con criterios que no sean los de la profesión misma.

No se puede informar sobre sucesos sin mayor interés sólo porque proceden de países tercermundistas.

No se puede ignorar acontecimientos de gran interés de los países desarrollados sólo para romper el desequilibro informativo.

Por otra parte, no es totalmente exacto el criterio de que los países del norte (Estados Unidos y Europa) son los únicos que publican asuntos “cuando nos castiga la naturaleza o somos motivo de curiosidad”.

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También en el sur cuando informamos sobre sucesos en el norte éstos, por lo general, son los que destacan por su espectacular singularidad. O no recordamos que, en los últimos días, de Francia se ha informado sólo las huelgas y manifestaciones callejeras por la ley de jubilación, o de Italia, los casos de reiterados excesos eróticos de su premier Silvio Berlusconi; o de España la información del 20 por ciento de desocupados; o de Estados Unidos sus tribulaciones financieras o el ajusticiamiento de condenados a la pena de muerte.

Cuando un editor cumple su trabajo no está sujeto a una estadística (“¿cuántas noticias del norte estoy dando?”). Un suceso del norte puede ocupar el contenido casi total del panorama informativo de un día, como cuando muere un Papa y se elige a su sucesor.

Pero hay días en que la información del norte no merece un tratamiento extenso ni especial, por no ofrecer acontecimientos de INTERES GENERAL.

Es cierto que las agencias extranjeras a veces dan preferencia a temas o ángulos que no son un dechado de imparcialidad y objetividad. Pero, para eso están los editores para el juzgamiento correspondiente.

Recuerdo que cuando funcionaba el SIN (Servicio Iberoamericano de Noticias) que era un intercambio de informaciones televisivas, vía satélite, entre Hispanoamérica y Europa, la televisión chilena en el régimen de Pinochet aportaba abundantes notas que eran casi promoción de su gobierno. Creían que los editores éramos unos ingenuos y que íbamos a difundir esas notas. Pues todas quedaban en las cintas grabadas y no se usaban.

En resumen, los periodistas deben apreciar las noticias por su interés y no por su origen geográfico o ideológico.

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