Cuando resbalo de la silla

y la única forma de volver es escribiendo

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De años y extraños

Abro los ojos, estás ahí errante, detrás de la mesita de centro de la sala. Me miras, mueves los brazos al ritmo de la música, los extiendes hacia mí delineando un caminito entre los dos, una invitación. Me demoro mucho… Continua leyendo →

Agua para mi plantita

Nos hicimos un té y nos hicimos extraños No (me) entendí cuál era la necesidad de tenerte dando vueltas siempre casi casi a punto de caer, en mi cabeza, en mis manos (WIN!), mis pechos, el ombligo y hasta los… Continua leyendo →

Nada es coincidencia. Y todo se transforma

Me siento a la orilla, pero sin sentir. Escuchar, callar, no me decido. Es uno u otro. No ambos. Nunca ambos No te escucho, mi cielo. No quiero escucharte. Pero no quiero escucharme tampoco a mí. Cálmate. Sé empática. Yo… Continua leyendo →

I don’t dance… sorry, write

¿Has visto HSM2, cuando Chad canta “I don’t dance” y literal hace una coreografía mientras juega baseball? ¿a quién chucha se le ocurrió eso? Ya. Ahora me indigno, pero esas cosas pasan en la vida real. No me he puesto… Continua leyendo →

Hay besos

Que te quitan el aire. Que te dejan helada. Que te llenan la vida. Que te dejan sin nada. Hay de esos que no recuerdas, y otros que mueres por volver a sentir. Hay uno tan áspero que te marca… Continua leyendo →

Dime que sí (pendiente)

Han pasado tres semanas desde la última vez que pude verle. Es que ya no puedo, no me lo permito más. No toleraría hablarle y quedar en el aire. No soportaría verle y que pase de largo. No aguantaría extender… Continua leyendo →

La noche más oscura

El lugar más apagado de la ciudad, el único poste de luz en toda la avenida. La noche más fría, sin saber dónde me encuentro. Hay alguien a veces, tu brazo apretándome, a veces me hace feliz. -Que no, que… Continua leyendo →

The one I love

-¿Me amas? Amor a qué, amor de qué. Son ganas de pellizcarle el costado, sobre el muslo, el cosquilleo inminente producto de la vibración de sus piernas. Es el sueño de no despertar cuando se duerme con él. La melancolía… Continua leyendo →

Déjame que te diga otra vez

Que te quiero, te quiero, te quiero, y no hago otra cosa que pensar en ti.

De verdad

Danza el aserrín, pequeñas partículas de polvo atraviesan la habitación y terminan siempre sobre la pequeña nariz de Pinoccio y brillan bajo el iluminado agujero del techo, dibujando criaturas multicolores. Cuatro paredes lo suficientemente separadas como para ser una cocina,… Continua leyendo →

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