Hace unos días nos informamos que en el departamento de Tumbes los docentes que rindieron el examen de contratación no aprobaron el examen y encima fueron premiados con tablets y laptops por la Municipalidad de dicho departamento. Sin embargo, a pesar que el viceministro de Gestión Pedagógica, Martín Vegas, aclaró que hubo un error en el examen de contratación (pues se calificó sobre 100 cuando solo eran 60 preguntas), el caso nos recordó una vez más que tenemos la peor educación de la región. Luego de aclarado el asunto, se dio a conocer que el porcentaje de aprobados fue de alrededor 40 %.

El error suscitado en Tumbes es en realidad un calco en miniatura del gigantesco problema que atraviesa nuestro país en educación (hay otros problemas, pero en este texto solo nos concentraremos en este tema). Las diferentes alternativas propuestas por los gobiernos de turno no han dado resultados alentadores, sino todo lo contrario; por un lado, solo han mostrado una realidad que permanecía oculta y que únicamente era evidente en los informes internacionales (ver informe PISA, diciembre 2013). Por otro lado, al estar mal elaboradas las propuestas, los docentes se atrincheraban detrás de su organización sindical (Sutep) para protestar en contra de las “reformas” planteadas porque las consideraban arbitrarias, pues, según los docentes, el objetivo no es mejorar la educación por medio de la capacitación o la meritocracia, sino el despido masivo.

Pero, ¿qué alternativas quedan para mejorar la educación o para frenar el nivel en la que se encuentra?

Las alternativas no deben concentrarse en corregir lo que ya está hecho. Para mejorar la educación se debe elaborar todo un sistema integral educativo que comprenda al menos dos etapas; la primera debe empezar con la formación del futuro docente en las universidades y que la metodología se extienda desde el nido-jardín hasta la secundaria, por lo menos; que abarque no solo a la enseñanza de alumnos en las aulas, sino también a los padres en sus hogares y que finalice con clases interactivas con estándares internacionales; mientras que la segunda etapa debe contemplar el ámbito internacional. Una vez elaborado el sistema, los postulantes a la Facultad de Educación deben conocer las reglas, dinámicas y estrategias de este nuevo proyecto en su totalidad y comprometerse con sus exigencias.

En la primera etapa, las universidades deben ser el punto de inicio para que el sistema de modernización educativo tenga éxito. En ese sentido, la Facultad de Educación de las universidades debe estar debidamente certificada siguiendo rigurosos estándares internacionales de acreditación, donde los docentes complementen su profesión con maestrías y doctorados. Las clases pedagógicas en estos centros formativos deben ser multidisciplinario e interdisciplinario con acompañamiento de profesores internacionales de renombrado prestigio, de ese modo el estudiante aspirante a docente tendrá las herramientas necesarias para formarse como maestro.

El egresado de la carrera de Educación no solo debe estar en la capacidad de trabajar con los alumnos dentro y fuera del aula, también debe estar preparado para proponer actividades vinculantes a la familia. De esa forma el alumno-hijo conoce la situación en la que vive. Ello ayudará en la formación humanística del alumno-persona, ya que al interactuar con su entorno se involucra y toma conciencia de la realidad social de su comunidad-país.

Las aulas deben pasar de espacios aburridos y estáticos a aulas interactivas dotadas de tecnología y laboratorios del más alto nivel, donde los docentes puedan elaborar sus clases aplicando la teoría y la práctica al mismo tiempo. Además, los colegios deben mantenerse permanentemente interconectados a nivel nacional. Ello ayudará a mantener relaciones sociales y académicas entre alumnos y profesores de diferentes lugares del país, lo que fomentará el aprendizaje colaborativo a nivel nacional; es decir, los alumnos y profesores de un determinado colegio podrían fácilmente ayudar a sus pares en otros colegios u obtener una retroalimentación mutua en diferentes temas.

En este sistema integral educativo, los medios de comunicación también cumplirían un importante papel, pues como difusores de información tendrían la responsabilidad social de contribuir con mayores espacios culturales-educativos en horarios preferenciales; donde la cultura y el conocimiento sean parte importante de la programación habitual.

Como se mencionó anteriormente “las alternativas no deben concentrarse en corregir lo que ya está hecho”; sin embargo, como el daño ya fue realizado, es decir, tenemos una pésima educación, existe la necesidad de por lo menos congelarlo o detener su caída. En ese sentido, hay que insistir permanentemente en la capacitación de los docentes en actividad. Dichas capacitaciones buscarán cumplir a mediano plazo un único objetivo: reforzar en los docentes lo que ya saben; y a largo plazo, adecuar al docente al nuevo sistema.

Líneas arriba se dijo que el sistema tiene dos etapas. La segunda etapa consiste en medir el nivel académico de los estudiantes y profesores con otros pares de colegios de habla hispana (colegios sudamericanos, centroamericanos y europeos, básicamente). Esta medición se debe hacer mediante convenios de cooperación o alianzas estratégicas con diferentes países, el cual medirá permanentemente el nivel de nuestra educación y permitirá hacer las correcciones necesarias oportunamente. Para que esta etapa se ejecute es importante que todos los colegios nacionales estén interconectados, ya que la medición se haría, al igual que en la primera etapa, por medio del aprendizaje colaborativo, pero en este caso entre alumnos de diferentes países; en donde no solo compartirán información, sino también el examen en algunos casos.

Sin embargo, para que todo lo propuesto se realice necesitamos que los líderes políticos y la sociedad civil hagan un pacto por la educación a largo plazo, que trascienda en el tiempo y gobiernos, es decir, que el tema de la educación se reestructure mediante políticas de Estado,  liderado por el Presidente de la República.

Finalmente, la mejora de la educación no solo pasa por implementar sistemas, cambiar docentes, proponer nuevas asignaturas, aumentar el horario de estudios o regalar becas a los alumnos sobresalientes de los colegios. El éxito está en el compromiso por mantener un único sistema moderno y eficaz de enseñanza hasta lograr los objetivos trazados.

El proceso es largo y la mejor forma de afrontar esta problemática es partiendo de cero: desde la formación de los docentes y desde los nidos-jardines, es decir, profesores nuevos con alumnos nuevos. Lamentablemente en toda reforma hay pérdidas; en este caso si queremos salvar el futuro académico de nuestro país se debe sacrificar gran parte del futuro de varias generaciones de estudiantes, porque el daño es tan profundo que es necesario atacarlo desde su nacimiento.

El camino es largo, pero afortunadamente hay señales de unidad y compromiso; pues cuando existen intereses en común hay concertación entre las diferentes agrupaciones políticas, económicas, sociales, etc. Prueba de ello fue el diferendo marítimo que tuvimos con Chile que llegó hasta la Corte de La Haya, el cual se inició en el gobierno de Alan García y finalizó en el gobierno de Ollanta Humala. El éxito a nuestro favor se cimentó en mantener la misma estrategia y a los mismos representantes hasta lograr el objetivo.

Por último, si queremos cambiar el futuro de nuestro país es necesario tomar decisiones en común. Este es el momento para mirar con optimismo el futuro de nuestros hijos y las generaciones de estos. Económicamente somos un país solvente que puede invertir en educación; social y políticamente hemos demostrado que en grandes problemas tenemos la capacidad de unidad y compromiso.

El dato:

Finlandia tiene uno de los mejores sistemas educativos del mundo. Su implementación se inició en 1970 y tardó 20 años para lograr sus primeros resultados.

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