Ayer, en diferentes portales virtuales se ha publicado que hay peruanos en la lista de los 13 nombres más raros del mundo, como Roky Rambo, Al Power o James Bond.

La nota nos puede parecer simpática; sin embargo, también demostraría lo desinformados que podemos estar en diferentes temas, lo que evidencia nuestro bajo nivel cultural y académico. En ese sentido, el Estado, como actor principal, y los medios de comunicación, como difusores masivos de información, esencialmente, deben ser los que atiendan (según el rol de caca uno) las necesidades informativas, culturales y profesionales a la población.

Por un lado, los medios de comunicación nacionales (capitalinos y regionales) deben incluir en su programación diaria algunos contenidos con altas dosis de información cultural, distribuidos en diferentes horarios y clasificados según las edades.

Lamentablemente, el compromiso que los medios de comunicación han convenido mediante la firma de muchos acuerdos como el Código de Ética o el Pacto de Autorregulación poco o nada han contribuido al fortalecimiento de los valores en la población.

El Código de Ética, por ejemplo, dice en el Título I que los medios de comunicación deben fomentar la educación, cultura y moral de la nación; promocionar  los valores y la identidad nacional; y fomentar la responsabilidad social en los medios de comunicación. Pero, debido a la poca supervisión que existe por parte del Estado, estos principios son pasados por alto y la autorregulación para verificar la calidad de la información, que está indicado en dicho documento, es letra muerta.

En esa misma línea, el Pacto de Autorregulación, firmado por los medios de comunicación capitalinos, también hace referencia a lo mencionado en el Código de Ética, pero puntualizan y centran el pacto en tres ejes, veracidad, respeto a la dignidad de la persona humana y la responsabilidad social. Los cuales, como seña el documento “busca promover el respeto hacia la persona, la familia, la sociedad y la legislación vigente”. Así, por ejemplo, el texto hace mención a que “no se discriminará ni estimulará la discriminación sobre la base de raza, religión, sexo, orientación sexual, nivel cultural o social, limitaciones físicas”. A pesar de que la norma prohíbe la discriminación, los medios de comunicación pasan algunos spots publicitarios contratados o programas donde se muestran una clara discriminación de género y raza, principalmente. Del mismo modo, el texto dice que “los medios de comunicación tienen por finalidad satisfacer las necesidades de las personas en el campo de la información, el conocimiento, la cultura, la educación y el entretenimiento, en un marco de respeto de los deberes y derechos  fundamentales, así como de promoción de los valores humanos y de la identidad nacional”; sin embargo, los programas más promocionados son los de concursos y espectáculos, los cuales son transmitidos, además, en horarios estelares.

Estos documentos solo quedan en la intencionalidad por hacer de los medios de comunicación una herramienta informativa que contribuya a fortalecer los valores y principios, así como de transmitir información -cultural, académica o social- actualizada y veraz.

La Constitución Política del Perú, establece claramente que el Estado es el primer llamado para proteger los derechos y atender las necesidades de los peruanos y  peruanas de todas las edades. En otras palabras, el Estado está en la obligación de velar para que ningún derecho pueda ser vulnerado; al mismo tiempo tiene la responsabilidad de asegurar (en este caso) una buena educación en condiciones aceptables; es decir, brindar una adecuada infraestructura, asegurar la calidad de los maestros, proveer a los centros educativos de tecnología y promover su uso, y sobre todo asegurar que ninguna persona quede analfabeta o sin educación. A pesar de que existe una obligación, el Estado no garantiza una buena educación que comprenda la cultura; la identidad nacional; los diferentes campos de las ciencias, de las letras o de las artes; el deporte; entre otros que incluya valores y principios. Lo realizado hasta ahora para revertir esta situación es muy pobre o insuficiente. Prueba de ello es que el Perú figura en los últimos puestos de los rankings en educación en Latinoamérica; pues según el Reporte Global de Competitividad 2013-2014, realizado por el Banco Mundial en 148 países,  el Perú ocupa el puesto 134 en la calidad del sistema educativo; posición que nos ubica por debajo de Ecuador y Bolivia.

Lamentablemente, mientras no exista un compromiso real y coordinado entre la sociedad civil, como de los medios de comunicación, y el Estado, los peruanos y peruanas seguiremos con un pésimo nivel cultural y académico y, además con escasos principios y valores. Estas mediocridades contribuyen al desconocimiento de nuestros derechos; lo que ocasiona, por ejemplo, que padres desinformados inscriban a sus hijos con nombres muy peculiares o raros, sacados de spots publicitarios, de películas, de series o de telenovelas.

Finalmente, todo esto gracias a un Estado-Gobierno que no se compromete, por un lado, para hacer de la educación una de las mejores de la región y, por otro, para regular la información que emiten los medios de comunicación. Asimismo, por parte de los medios de comunicación no existe una autorregulación real, lo que ayuda a agravar la situación, pues continúan llenando sus espacios con programación barata o basura, sin información cultural o educativa, ni mucho menos con valores.

Fuente

Sociedad Nacional de Radio y Televisión

http://www.snrtv.org.pe/codigo.php

Constitución Política del Perú

http://www2.congreso.gob.pe/sicr/RelatAgenda/constitucion.nsf/$$ViewTemplate%20for%20constitucion?OpenForm

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