Los últimos comentarios realizados por el renunciante primer ministro, Juan Jiménez Mayor, han hecho que Ollanta Humala adelante la renovación de la cabeza del Gabinete Ministerial, planificado para inicio del próximo año.

Recordemos que Juan Jiménez antes de asumir el cargo de Premier fue Ministro de Justicia bajo el premierato de Óscar Valdés, quien dejó el cargo por la débil respuesta mostrada durante el conflicto social de Cajamarca por el proyecto Conga en 2012.

En julio de 2012, Juan Jiménez, juramentaba como nuevo premier, para darle confianza al Gobierno y representatividad al gabinete. Jiménez inició con buen pie, pues no solo cumplió con estabilizar un débil gabinete, sino que al mismo tiempo le dio un respiro político al Gobierno frente a los distintos problemas sociales que se formaban debido al desborde popular que el proyecto Conga generaba en Cajamarca, los cuales repercutían en diferentes regiones del país. La estabilización gubernamental ante la problemática social había sido superada; sin embargo le quedaba un reto aún más difícil que resolver, que fue el de armonizar con los partidos políticos de oposición. Debido a las diversas posturas políticas frente a determinados hechos –interpelaciones de ministros, investigaciones y denuncias a ex presidentes, cuestionamientos a los programas sociales (Qali Warma), entre otros– Jiménez no podía concertar con los líderes políticos haciendo que la brecha entre el oficialismo y la oposición se extienda aún más.

Luego de 15 meses de gestión, el desgaste político y la pérdida de credibilidad, representación y liderazgo, terminaron con la gestión de un débil premier que se aferraba al cargo, pero la presión política hizo que cometiera errores.

Por un lado, la convocatoria a un Dialogo Nacional a los partidos políticos propuesto por el Gobierno, donde se verían diferentes temas que afectan al país como seguridad, pobreza e inclusión y desarrollo económico, liderado por el Premier, no tuvo los resultados que Jiménez y el Gobierno esperaban. La ausencia del presidente, Ollanta Humala, en las reuniones le restó importancia a las agendas que se trataban, lo cual Jiménez no pudo equilibrar por el desgaste político a consecuerncia de la sobre exposición sin resultados positivos. El Diálogo Nacional se rompió por la poca seriedad del Gobierno, pues la oposición acusaba que la invitación hecha era para frenar la caída de la popularidad del presidente, Ollanta Humala, en las encuestas y no para ver realmente los problemas del país. Luego, se convocó a un nuevo diálogo, pero la desgastada figura de Jimenez, como líder, hizo que este no prosperara nuevamente.

Por otro lado, las ‘metidas de pata’ del Premier, como el de apoyar a la canciller Eda Rivas sobre la compra de un nuevo avión presidencial le valió serios cuestionamientos hasta del presidente Humala, quien dijo que no es necesario la compra de un nuevo avión porque hay otros asuntos más importantes que solucionar en el país; o cuando dio a entender en una entrevista que “hay una histeria de la gente en plantear temas para afectar la imagen del Gobierno” con respecto a la inseguridad que el país vive. Estas reacciones hicieron que la credibilidad, representación y liderazgo del Premier se pierda totalmente ante la opinión pública, partidos políticos en general y del propio Gobierno.

Ollanta Humala le ha ido acortando la soga al Primer Ministro para separarlo del cargo, pues lejos de apoyarlo, cuando lo dejó solo en las reuniones del Dialogo Nacional y cuando lo desautorizó afirmando que el gobierno no quiere un nuevo avión presidencial,  lo ha empujado poco a poco a las fauces de la oposición que, al verlo sin respaldo apuntaron todas las críticas hacia él (Jiménez), quien tampoco supo como contrarrestar los ataques e hizo que su cambio se dé antes de lo previsto.

Finalmente, César Villanueva Arévalo, presidente regional de San Martín, asumiría el cargo de Premier y tendrá como misión principal reiniciar la concertación con los partidos políticos de oposición para ver los temas sensibles como la seguridad, levantar la credibilidad del Gobierno en la población y liderar las nuevas políticas o cambios que se vendrán el próximo año. Sin duda, este cambio le da al Gobierno un respiro más ante la ola de críticas por los diferentes problemas dentro del Gobierno,  partidarios (Gana Perú) y del país.

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