Douglass C. North y Carlos Matus Romo. El institucionalismo es compatible con las Ciencias y Técn

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En 1993 conocí la obra de Carlos Matus, a través de una clase en la Maestría de Ciencia Política de un profesor, al cual cito hoy. No exagero si digo que, tal vez, esa fue la clase más provechosa de mi maestría, pues me permitió conocer una propuesta que en su momento fue visionaria y que hoy sigue siendo de avanzada. De tanto leer a Matus e ir comparando con los diversos textos que revisaba para mis clases, encontré similitudes con autores modernos que gozan de gran reconocimiento en el mundo académico y laboral. Hoy quiero compartir con uds. algunos de estos casos, y ver como la propuesta de Matus continua vigente y, tal vez, más vigorosa que muchas opciones usuales.

Hace más de veinte años, que Douglass C. North señaló que él apenas ofrecía el esbozo de una Teoría de las Instituciones y del Cambio Institucional 1 buscando así constituir un marco analítico que integre el análisis institucional en la economía política y en la historia económica, precisando para ello que: “LAS INSTITUCIONES son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana (…) Las instituciones incluyen todo tipo delimitaciones que los humanos crean para dar forma a la interacción humana. ¿Son formales o informales las instituciones? Pueden ser una u otra cosa (…) Las instituciones pueden ser creadas como lo son las constituciones políticas de los Estados; o bien evolucionar simplemente a lo largo del tiempo, cómo evoluciona el derecho consuetudinario. A mí me interesan las dos instituciones, las creadas y las evolucionadas (…)”2.

Matus crítica que las ciencias actuales nos han acostumbrado a trabajar en base a conocimientos organizados en departamentos y facultades, donde estos conocimientos son como cajones o estancos donde, de un lado se estudia la teoría, y de otro se pone la práctica, y por ello llama “ciencia vertical” a aquellos conocimientos donde teoría y práctica están uno sobre otro, pero diferenciados, y “ciencia horizontal” al esfuerzo que se hace por conocer, desde diferentes perspectivas, un mismo tema. Así, precisa que los conocimientos profesionales están departamentalizados o interdepartamentalizados, mientras la vida social requiere conocimientos transdepartamentalizados 3, siendo esta la base del marco conceptual y metodológico de lo que denominó “Ciencias y Técnicas de Gobierno” desde hace ya casi 30 años.

Douglass C. North presenta un enfoque (el institucionalista) que definitivamente trasciende el racionalismo de los economistas neoclásicos 4, pues trabaja “incluyendo construcciones culturales, ideológicas y éticas que explican el comportamiento de los actores más allá de los incentivos racionales” 5. Siendo que las instituciones consisten no sólo en normas escritas y formales, sino también en códigos de conducta (generalmente no escritos) que subyacen y complementan a las reglas formales. Se puede afirmar que: “Según el enfoque institucional, en el largo plazo, la evolución de las reglas informales determinan en que evolucionan las instituciones. Ello ocurre debido a que las modificaciones de las reglas de juego formales cambian por efecto de la evolución de la visión de los líderes de las organizaciones significativas. Por tanto, las estrategias de desarrollo o de reforma institucional que ignoren las creencias, valores y las actitudes en una sociedad tendrán resultados que pueden ser muy diferentes a los previstos”6. El institucionalismo de North complementa la propuesta de Matus, tanto en fondo como en forma, pues el profesor chileno también recurre a la analogía de un juego, especialmente de un juego deportivo como figura tomada recurrentemente para ejemplificar el dinamismo, movilidad y cambio en la vida en sociedad, tan así que Matus habla del “Juego Social” 7. Y sobre los jugadores, Matus realiza una distinción conceptual que resulta necesario rescatar: los actores y los agentes 8. Los primeros son jugadores o conductores imaginativos guiados por motivaciones personales y sociales, capaces de tener conductas impredecibles, y ser protagonistas reflexivos e innovadores en el proceso o juego social, y los segundos son todo lo contrario: son seres apáticos para el juego social, que pueden ser conducidos por otros. Es por ello que se considera que, “Un actor es alguien que representa, que encarna un papel dentro de una trama. Un determinado individuo es un actor social cuando representa algo para la sociedad, para el grupo, la clases o el país; encarna una idea, una reivindicación, un proyecto, una promesa, una denuncia. Una clase social, una categoría social, un grupo pueden ser actores sociales” 9.

Por tanto, North y Matus, de modo similar, aunque en diversos momentos, han entendido que la elección establecida en un momento determinado y bajo ciertas condiciones físicas u objetivas, no siempre se mantienen (muchas veces por razones atribuibles a temas subjetivos de los líderes), con lo que decisión original será alterada en sus consecuencias previstas; consagrándose así el cambio, como algo permanente y consustancial a la vida social.

Así: “Según este esquema, el marco institucional que promueva el desarrollo debe ser flexible para ajustarse adecuadamente a los cambios tecnológicos, a las variaciones demográficas y a cualquier otro “shock” endógeno o exógeno al sistema. Ello implica que los conceptos de la economía neoclásica relacionados con la eficiencia en la asignación de los recursos, aun cuando son importantes, devienen en insuficientes por limitarse a un análisis estático. Por tanto, las políticas orientadas a estrategias de desarrollo y de reforma institucional deben girar más en función de la creación de eficiencias adaptativas que de eficiencias asignativas, lo que implica apostar por una elevación sustancial de las capacidades de todas las organizaciones significativas de la sociedad” 10 para así siempre estar preparados para responder a los requerimientos que nos postule el cambio. Así, la planificación pública no debe ser de cosas que debo hacer tal o cual día, sino de aquello que se podría realizar si acontece tal o cual situación.

North nos dice también que, sí las instituciones formales e informales, actuando conjuntamente, establecen una estructura de relaciones que regulan y restringen los intercambios de la vida diaria, y con ello reducen los costos de información y producción para lograr dicho intercambio, se puede deducir que “por consiguiente, estructuran incentivos en el intercambio humano, sea político, social o económico” 11, lo cual vuelve a ser complementario del proceso de gobierno en el cual Matus busca que se alcance tres balances de lo que llama los “Tres Cinturones de Gobierno” 12:

Balance I: Gestión Política.- Vinculada con los criterios de legalidad y legitimidad política, representatividad, equilibrio de poderes y funciones, ética, etc.
Balance II: Gestión Macroeconómica.- Vinculada al manejo de la economía.
Balance III: Intercambio de Problemas.- Referido al enfrentamiento de los diversos problemas de mayor valor para la ciudadanía: seguridad personal, salubridad, servicios básicos de agua, desagüe, etc.)
Por todo lo expuesto, es evidente que para North y para Matus el crecimiento no sólo se mide con el desarrollo económico que alcanza un país o Estado, sino que debe ir acompañado de sendas cuotas de equidad y sostenibilidad humana y social, porque los derechos civiles, políticos y económicos de la persona humana no solo son un medio, sino y sobre todo son un fin, lo que asegura la supremacía moral del Estado y de la democracia en que se planifica vivir.

A mi parecer, queda claro que, el institucionalismo no solo es compatible con las Ciencias y Técnicas de Gobierno que propone Matus, sino lo complementa, pues parece que, salvando las diferencias geográficas y temporales, ambos vieron la misma necesidad de avanzar en las formas de describir la realidad modos más funcionales.

1.- NORTH, Douglass.
1993. Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño Económico. Primera edición en español de la segunda reimpresión en ingles. México. Fondo de Cultura Económica. Página 7.
2.- NORTH, Douglass. Obra citada, página 13-14
3.- MATUS ROMO, Carlos
Teoría del Juego Social. Obra ciada. Página 29 y siguientes.
4.- CABALLERO, Gonzalo.
2002. El Programa de la Nueva Economía Institucional: lo macro, lo micro y lo político. En: “Ekonomiaz N° 50, 2do Cuatrimestre. Páginas 230-261. Recuperado el 30 de mayo de 2010, de http://blog.pucp.edu.pe/index.php?blogid=681
5.- ECHEBARRIA ARIZNABARRETA, Koldo.
2001. Instituciones, Reforma del Estado y Desarrollo: De la teoría a la práctica. Santander: Universidad Internacional Menéndez y Pelayo. Página 7. Recuperado el 30 de mayo de 2010, de http://blog.pucp.edu.pe/index.php?blogid=681
6.- GUERRA GARCIA, Gustavo.
1999. La reforma del Estado en el Perú. Pautas para reestructurar el Poder Ejecutivo. Lima, Agenda Perú. Páginas 25-26. El subrayado es nuestro.
7.- MATUS ROMO, Carlos.
2007. Teoría del Juego Social. Colección: Planificación y Políticas Públicas. Universidad Nacional de Lanús. Buenos Aires. Editorial de la UNLA. Página 40.
El autor precisa que “Se trata de un juego social, porque alude a relaciones cooperativas y conflictivas entre los hombres en un nivel de interacción en que no cuentan las relaciones de jerarquía organizativa”.
8.- MATUS ROMO, Carlos
Obra citada. Página 40.
9.- INSTITUTO CENTROAMERICANO DE ESTUDIOS POLÍTICOS.
2002. “Como hacer un Análisis de Coyuntura. (Elementos para el Análisis Político)”. En: Cuadernos de Formación para la Práctica Democrática N° 5. INCEP. Ciudad de Guatemala. Página 24. Recuperado el 03 de noviembre de 2010, de http://www.incep.org/publicaciones/cdeformacion/coyuntura.pdf

10.- GUERRA GARCIA, Gustavo.
Obra citada: pagina 29.
11.- NORTH, Douglass.
Obra citada, página 13.
12.- MATUS ROMO, Carlos.
Adiós, Señor Presidente. Obra citada. Página 31 y siguientes.

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