Tal vez porque hay muchas conceptualizaciones de palabras como liderazgo, representación y representatividad, estos conceptos no son bien entendidos en el Perú, y menos por nuestras autoridades elegidas democráticamente o por los funcionarios públicos designados según los procedimientos constitucionales y legales debidos. Tratemos de aclarar estos conceptos en un caso reciente: Conga- Cajamarca.
LIDERAZGO:
Pero ¿Y qué es liderazgo?. La definición que me gusta es la que Harold Koontz parafraseando a Harry S. Truman decía “liderazgo es la capacidad para conseguir que hombres (y mujeres) hagan lo que no les guste y que les guste”. Y agregaba: “Para nosotros, liderazgo es influencia, esto es, el arte o proceso de influir en las personas para que se esfuercen voluntaria y entusiastamente en el cumplimiento de metas grupales”.
¿LIDERAZGO = AUTORIDAD FORMAL?
Si creemos verdaderamente en la Democracia debemos partir de que nuestras autoridades electas lo han sido porque han enarbolado una propuesta electoral o política, una visión de futuro común (visión de alcance nacional, regional o local), y por ello mismo han sido elegidos por ser y para ser lideres. Así, las personas que actualmente son nuestras autoridades nacionales del Poder Ejecutivo, del Legislativo, los Presidentes regionales, los Alcaldes provinciales o distritales, son personas que tienen autoridad formal (la investidura les da ciertas prerrogativas y mando regulado en la Ley Orgánica correspondiente) y funcional (son personajes que representan a sus electores, y en algunos casos de la Nación toda).
De esta combinación entre autoridad formal y funcional encontramos que hay las siguientes posibilidades:
a) Que dicha persona tenga el liderazgo formal y el liderazgo funcional. Este es el ideal, pues nuestras autoridades serán reconocidas como tal por el aparato estatal y público, y sus decisiones contarán con pleno respaldo y legitimidad social.
b) Que dicha persona tenga liderazgo formal, pero no liderazgo funcional. Es el caso de la autoridad electa que sigue ostentando el cargo legalmente (y lo hará durante el periodo para el cual fueron electos), pero ya carecen de legitimidad.
c) Que dicha persona ya no tenga liderazgo formal, pero mantenga su liderazgo funcional. Este es el caso de la autoridad que es vacada formalmente del cargo, dejando de ser “autoridad” formalmente, aunque mantenga el liderazgo y representatividad social.
d) Que dicha persona ya no tenga liderazgo formal ni funcional. En este caso, ya no podemos hablar de liderazgo alguno.
En Cajamarca, con motivo de Conga, vimos el caso de personas que son autoridad (que tienen liderazgo formal), pero que renuncian a ejercerlo a nivel formal y funcional. Allí vimos la antítesis de liderazgo en cualquiera de sus formas, clasificaciones o definiciones, pues allí solo fueron altos empleados públicos regionales y locales remunerados por el Estado con dinero de los contribuyentes siguiendo las indicaciones de ex terroristas o excusándose en “consultar a las bases” para no tomar decisiones propias de su investidura, o no tener que asumir la responsabilidad de encauzar la gestión para la cual postularon y fueron electos.
Es conveniente hacer una relación de ida y vuelta entre líderes y seguidores, entre candidatos y votantes, y esa es representatividad y representabilidad.
REPRESENTATIVIDAD.
La complejidad y extensión de la vida social actual no permite que todos los ciudadanos nos reunamos a tomar decisiones para la vida en comunidad, como hacían los griegos en las Polis (a esto en Teoría Política se le denomina Clausula de Imposibilidad). Así, y siendo que no todos podían estar presentes, surge la necesidad de que unos cuantos representen a muchos.
Algunos autores, como Giovanni Sartori, nos dicen que hay un tipo de representación jurídica (donde hay un contrato o mandato de actuación), una representación sociológica (donde hay una identificación con quien actuará en mi nombre) y una representación política (que combina las anteriores, y combina elementos democráticos y electorales). A mi me gusta más una clasificación antigua realizada por Hanna Fenichel Pitkin que señalan hasta cinco (5) formas de representación:
1.- La que cuida los intereses de los otros. Estos otros están agrupados para ser grupos de presión para defender y desarrollar ciertos intereses comunes, como pueden ser los gremiales o sindicales.
2.- La del que está empoderado, cuenta con autorización para decidir sobre el otro. Como puede ser en el Derecho Civil con una autorización de compra-venta de un bien, o tomar otras decisiones o establecer ciertas directrices, etc.
3.- La que trata de reproducir o retratar la realidad, por ejemplo mediante organismos o instituciones que cuentan con representación proporcional de los actores que existen en la vida social.
4.- La que tiene una labor simbólica, pues un proceso intelectivo-sensual hace que nos reunamos bajo una bandera, un himno, una cruz, etc.
5.- La que es un ejerció de rendición de cuentas. Parte de la idea que sí como líder yo tomo decisiones que afectan a los demás, luego debo rendir cuentas de la efectividad de mi decisión y de la valoración que hagan los afectados.
¿Qué tipo de representatividad ejercen nuestras autoridades regionales y locales cajamarquinas? Yo creo que usan de todo un poco, según el momento. Pero de lo único que estoy seguro es que no utilizan la quinta forma: no rinden cuentas!
La rendición de cuentas es una explicación de la gestión realizada para su valoración por parte del representado. El hecho de que las autoridades regionales y locales argumenten que “consultarán a sus bases” las decisiones a tomar, puede ser una forma de democracia representativa, pero para mi es falta de liderazgo y una excusa para –cual Poncio Pilatos- “lavarse las manos” y no asumir la responsabilidad de sus declaraciones y actuaciones públicas.
REPRESENTABILIDAD:
Si la representatividad alude a la capacidad del líder de recoger las demandas de los ciudadanos, sus votantes, y encarnarlas, la representabilidad alude a las cualidades y características de los ciudadanos que buscan representación política en el espacio público.
Al finalizar el Medioevo, empezó el surgimiento de los Estado Nación en base a la figura de un príncipe que tenía la misma cultura, la misma religión o el mismo idioma que los pobladores de la nueva forma de organización política. Si uno hablaba en esas épocas de unos normandos, podía elaborar mentalmente la figura de un vikingo vestido de pieles, con casco de metal y algún arma pesada; si pensaba en un francés, podía representarlo como alguien delicado e instruido en la vida cortesana, la poesía y el baile; si pensaba en un inglés, fácil es imaginarnos a un personaje flemático y siempre digno. Pero ¿cómo nos imaginamos a un peruano? ¿Cuáles son las características esenciales que nos permiten representarlo de un modo arquetípico?
Por ejemplo y tomando el conflicto minero-social de Conga, veamos ¿Cuál es la representabilidad de los habitantes de la región Cajamarca?. Para responder ello, tal vez debemos preguntarnos previamente: ¿Quién es el poblador cajamarquino?, ¿Quién constituye el pueblo cajamarquino? Algunos dirían que todos los ciudadanos que viven en la Región Cajamarca , y otros dirían que sólo los ciudadanos que viven en el área de influencia de las actividades mineras de Conga. Unos dirían que son los campesinos desposeídos y analfabetos, y otros incluirían a la clase media y también al sector pudiente de Cajamarca. Si en realidad hay diferentes niveles de ejercicio de la ciudadanía, como lo acredita las diferencias en el acceso a los bienes y servicios ofertados por el Estado, o las diferencias en el acceso y ejercicio a los derechos fundamentales, ¿podemos aludir que todos estos ciudadanos pueden ser representados por igual por un Presidente Regional ideologizado en el tema antiminero?
No faltará alguien que invocando una leguleyada nos diga “Todos somos iguales ante la Ley”, pero ¿podemos sostener la igualdad normativa cuando funcionalmente es evidente que hay exclusión para un número significativo de ciudadanos? Yo no creo que, por ahora, podamos sostener válidamente que todos los ciudadanos son igualmente representables.
CONCLUSIONES:
Dentro de una misma región, la diversidad cultural y social hace difícil la representabilidad del poblador peruano.
Nuestras autoridades electas no tienen clara la función de representación que asumen, y además abdican de ejercer el liderazgo con que se les ha investido.
Si las cosas no funcionan bien por parte del representante ni del representado, porque nadie sabe que se necesita para que funcione una vida social organizada en democracia, concluimos que necesitamos rehacer el sistema político, y no solo pensar que el problema es de los partidos o de élites, sino también de electores, pobladores y ciudadanos, porque no sabes que queremos y que debemos elegir.