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Giovanna en la Palabra. Crítica a la novela ‘Dos veces por semana’ de Giovanna Pollarolo

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Tengo suerte, yo sé.

Pero estoy aburrida.

Todas Piensan, Giovanna Pollarolo.

Pollarolo es una escritora cuya sola evocación basta para advertir la presencia de una obra temeraria, un llamado a sumergirse dentro de las aguas del sinsentido, a entablar un combate de vida o muerte por salir a flote y toparse con nada menos que un vértigo inclusive peor al que se experimentaba.

En el medio son especialmente conocidos sus trabajos en poesía: Huertos de los olivos (1987), Entre mujeres solas (1991) y La ceremonia del adiós (1997), valiéndole todos éstos un merecido puesto como parte del canon poético de la literatura peruana contemporánea. Sin embargo, Pollarolo no se ha circunscrito a la creación poética sino que también ha incursionado en el mundo de la dramaturgia, el cine, la academia y la narrativa en prosa.

Esta última es la que motiva las presentes líneas pues su novela titulada Dos veces por semana (2008), es una síntesis de su quehacer poético donde cualquier sentido que pudiese tener la vida pareciese quedar desdibujado frente a la mirada impotente de quienes la sienten, o mejor dicho, la padecen.

Dos veces por semana parece inscribirse dentro de una combinación de géneros literarios, por una parte desarrolla una narrativa psicológica, ya que se trata de un análisis clínico desde un enfoque propio al psicoanálisis; y por otra parte, de una narración lírica, intimista, de un realismo descarnado que obliga al lector a sentarse en el diván junto a la protagonista e interrogarse sobre el devenir de su vida, de sus relaciones con los demás, del amor, del odio, de sus sueños, sus miedos, sus fracasos, etc.

Ahora bien, aunque la novela es de lectura fácil ya que procura una estructura esencialmente lineal, a excepción de algunas regresiones al pasado traumático de la protagonista y una historia dentro de la historia que formula ésta, emitir una opinión sobre ella resulta difícil debido a los sentimientos que logra despertar, impidiendo la formación de posturas imparciales sobre la misma.

La novela presenta dos personajes principales, una “Yo” (la paciente clínica) y una “Ella” (la psicoanalista). Ambas son las piezas de un mundo que rebalsa lo meramente psicológico para ir a parar frente a esbozos de temas mayores como la religión, la vida social, el concepto de mujer, entre otros más.

Así pues, la trama de la obra, que no es otra que el tratamiento profesional que recibe la protagonista, es lento y la mayor parte del tiempo exasperante. Por momentos se trata de dos pasos adelante y uno detrás, otras de dos atrás y uno adelante, y en algunos casos de ningún paso en absoluto.

En ese sentido la obra es retadora, interpela directamente a la paciencia, a la comprensión del lector, en ningún momento lo deja de lado sino que lo vuelve en el testigo mudo de un proceso de sanación como menos polémico.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, y es que en muchas oportunidades la acción narrativa se entorpece con algunas menciones cultistas respecto al quehacer psicoanalítico, la forzada inclusión de referencias literarias como por ejemplo poemas, novelas y autores, y el tan temido ripio que azota a novelistas y cuentistas por igual; en realidad a cualquiera dispuesto a pactar con la creación literaria, a emplear el lenguaje con miras a una perfección estética.

A pesar de ello, la obra no pierde brío y mantiene una intensidad atrapante de comienzo a fin. Es más, pienso que al inicio de ella, y a mi estricta opinión de lector, se hallan los mejores pasajes de todo el texto. El descubrimiento de la sexualidad, de la seducción, son una muestra evidente del instinto poético presente en todas las obras de Giovanna Pollarolo.

Qué duda cabe que al terminar la novela el lector descubrirá un sentimiento de empatía, de solidaridad hacía quienes dedican sus vidas profesionales a lidiar con los líos del subconsciente. Costará sentir lo mismo por la protagonista. Sin embargo, y como diría Marco Aurelio Denegri, «los sentimientos son construcciones lentas y difíciles, que dependen de la calidad que uno tenga» (Denegri, 2018).

Dos veces por semana es una novela apasionante, un poema hecho novela y viceversa.

Arequipa, 24 de Mayo del 2018

Bibliografía

Denegri, M. A. (2018). MAD. Sexo, Amor y Otros Placeres de la Lengua. Lima: Penguin Random House.