Veo la ciudad al salir como en un complejo trance en que nada encaja en su posición original; y está allí el temor de volver a solas a la calle que es siempre una y nunca la misma.
Siempre se trata de saltar a un habismo para sumergirse en lo profundo de él. Sales de tu centro a internarte de nuevo a lo desconocido e imprevisible.
Ay de ti, ay de mi, ay de la ciudad con el resto.
Salgo y pienso, que todos son como yo y me atengo a mis propios males que son peores que los de cualquiera; entonces vuelvo mounstruo al vértigo, salto esquemas, muevo calles.
Quiero llegar al punto en que se rompe el infinito y quebrar mi alma en él, atardecer en lo desconocido de otros mundos haciéndolos sentir tan mortales…
Es la noche sin una sola estrella.
¡Soy la mujer cabeza de fuego! Nada nace en mi ni mas alla de mi, el misterio es mi lujuria y la dicha compuesta de púas.
Caigo, salto ventanas, vuelvo al papel.
Veo la ciudad al salir como en un complejo trance en que nada encaja en su posición original; y está allí el temor de volver a solas a la calle que es siempre una y nunca… nunca es la misma.
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