Archivo del Autor: Fabiola Arce

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Si se me pidiera describir la Amistad
sería un ser alado de innumerables colores,
un ser inmune a la oscuridad, inmune al silencio.

Si tuviera que, si me viera forzada a describir la amistad
sería una imagen plagada de risas, un abismo en que la fe te sostuviera,
un inigualable camino por el desierto con una alforja llena de semillas
y ustedes; y yo
Seriamos agua dulce, agua viva.

Si se me pidiera describir la amistad
volvería de mi humanidad al eterno universo de las palabras
con la plena seguridad de que no existe la adecuada
y estaría segura de que la pobre mente humana
solo pudo llamar amistad al inmenso ser alado que pasa por mi ventana
cortando el viento con sus alas,
dándonos con su sola existencia
una noción de música, una noción de felicidad.
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dos más dos…

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No doctor, dos más dos no es “lo que quiera el cliente”
dos más dos es cuatro, incluso para ciegos como usted,
incluso para personas ciegas de necedad.
Usted encaja perfecto en el cuadro que jamás colgaría en mi casa,
es el ejemplo moral que nunca daría.

La dignidad en estado de coma
es mas decente que su presencia.
Es una lastima que el auto que maneja se tenga que pavonear
de los tragos que usted invito a funcionarios,
porque el auto merece mas que a usted.

No señor, el momento en el que uno dice que no esta dispuesto a llevar un caso
no es el momento en el que el cliente se da la vuelta y se va,
es cuando la dignidad hace fiesta.

Pero seguro para usted las monedas son el modo de contar
el incremento repentino de la excelencia,
que pena “doctor”, por usted, por mi, por todos;
porque su auto merece mas,
porque el mundo
merece mas.
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Ando como idiota por las calles pensando en mil tonterías
veo tus fotos como si fuera mi podre obligación,
son fotos tuyas que no son mías,
que han pasado por todos los sucios tramos de mi imaginación y créeme
esta soy yo;
soy yo una vez más porque nada queda sin ti.

Me queda el dolor que solo tú puedes causar
con una fulana cualquiera al lado,
con tu cara de amigo de todos, y de dueño de nadie;
me queda el vacio que dejas aun sin causar nada directamente en mí,
me queda el amargo del suero del que me queda vivir.

Se de ti hasta cuando no me queda nada por saber porque eres lo único,
lo único que existe,
lo único que realmente es
más allá de mí, eres tú.

Eres lo único en el mundo;
si vivo por algo es por lo que existe, porque existes
más allá de tu valor espacio temporal,
eres en mi
en quien soy
en lo que pretendo ser
eres mas alla de mi
y tu trascendencia es lo peor que le ha podido pasar a mi alma
tu trascendencia hace mi sentencia, marca mi muerte
tu me haces a mi
y me haces ser nadie.
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Dicen
que los mimos no gritan igual;
que cuando los obligan a hacer gárgaras con su existencia
la garganta les arde
por todo lo que les obligaron callar;
y se tragan gotas de sangre
por cada una de las veces
que prefirieron el silencio.

Los mimos mueren porque se quedaron callados;
no porque el grito los haya ahogado
sino porque lo único de lo que se alimentan
es de las gotas de sangre
que se derraman de sus propios cuerpos
desangrándolos de a pocos.

Y hasta darse por muertos
ven todo en blanco y negro;
incluso las películas,
que son, por supuesto, mudas.

No tengo qué decirles constantes agonizantes;
no tengo cómo pronunciar palabras que no sean
en su núcleo más puro un grito.

No se cómo hablarles
y si me alejo de ustedes es por eso,
porque no se qué le dices a alguien que sólo sabe callar.
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Lima llama.

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Cuando Lima brama por mí
y me pide de vuelta de la manera mas aparatosa;
yo callada y sin despedidas
me atengo a su decisión
y vuelvo a ella sin requintar.

Porque nada más hace falta;
Lima llama y yo, vuelvo a ella callada.

Cuando Lima brama por mí
yo vuelvo a ella,
a su siempre agitado corazón,
a su sabor a nada.

Vuelvo sumisa
porque es ella siempre la ama
y yo siempre la esclava;
no la puedo ver de frente
ni echarle en cara sus defectos.

Cuando ella llama
vuelvo a las cosechas diarias
de sus lunas tardías,
a ser marcada con hierro en la espalda,
a ser una ebria constante del smog
de su parque automotriz tan único.

Vuelvo a ser adicta a su paisaje de humo y cemento
a abanicarla del calor que la acosa
cuando a ella se le da la gana.

Lima es la ama y me asumo su esclava su magestad. Sigue leyendo →

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Verte es pensar que no te tengo
sabiendo que te tengo,
es creer que las fuerzas que me rigen
me dirigen a ti;
que mi cuerpo no se mueve
si no es aspirando tu compañía.

Todos mis músculos buscan alcanzarte
y todos mis sentidos te figuran aun dentro mío.

Es entonces cuando se hace imposible no verte
como un fondo en todo panorama.
Se hace imposible no huir de la vida hacia ti,
hacia tu infinita fantasía.

Verte es pensar que no te tengo
sabiendo que te tengo;
es saber que aún a tu lado
mi todo se esmera por ser parte tuya,
aún corre mi todo hacia ti,
como si no supusiera cierto que estás aquí,
como si la cercanía fuera un truco a los sentidos.

Entonces desde mi vientre
se envían señales que me fuerzan a ser parte tuya.

Y es cuando me asimilo a ti que mi huida termina,
las fuerzas se calman y empujan todas hacia un mismo núcleo
tu centro.

Es entonces que dejo de ver
porque verte es pensar que no te tengo
sabiendo que te tengo.

Es en tu centro que los sentidos se anestesian
y dejan de ser sujetos de trucos y trampas.

Es en tu centro que soy yo
y soy tú por el simple hecho
de ser yo.
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Hay tres tardes en el año que me hacen recordar
las cosas mas hermosas del mundo;
como cuando vuelvo a escuchar bossa y todo cobra sentido
y nada mas interesa que la voz de Caetano.

O las canciones argentinas que mi abuela canta
en los pocos recuerdos que quedan de ella;
aunque no debe haber nada mas hermoso
que el canto de mi madre
cuando la que canta es su alma
cantando un canto de otro
que es sin embargo mas suyo que de ninguno.

Quizás la segunda tarde me lleva el olor del mar
y me hace correr hacia el como si pudiera nadar toda su inmensidad
pese a mi incapacidad de retar sus olas
y me hace querer ver todo en tonos verdes y azules
como si fuera el mar el responsable de separarme de la realidad
y por un momento pudiera ver todo desde la óptica correcta,
su óptica.

Siempre imaginé que la tercera tarde me lleva a pensar
los lugares que no conoceré…
Porque señores, no soy tan especial,
no me alucino lugares que si existen en el mundo real.

Seguro me pierdo el noventa y nueve por ciento de esa tarde
Porque tampoco logro ubicarme tan bien
en los lugares desconocidos que alucino.

Hay tres tardes del año que me hacen recordar
Las cosas mas hermosas del mundo.
¿Por qué son solo tres?
Porque mi noción real del tiempo
no es tan real.
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Soy tú

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El amor que te siento
son las pocas hilachas
que le cuelgan a mi alma
las que la estorban y la componen.

Mi cuerpo son las últimas vértebras que le quedaron
ellas son todo pero no son más mi cuerpo,
no son más yo.

Esto que has dejado
no es ya amor,
no es alma,
no es cuerpo;
olvídate ya de lo que dejaste,
no está más,
no volvió para ti;
se extinguió contigo, en ti.

Esto ahora soy yo,
soy tú
y soy nadie.
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Noches

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Mis noches se han hecho profanas desde tus besos,
desde los fluidos de amor destilando de tu cuerpo.
Mis noches se han vuelto profanas
desde tus días inertes,
desde mi cuerpo enjaulado
en sus límites.

En los latidos de tu sien,
allí se profanaron mis noches,
desde la triste naturaleza
de los laberintos de tu pensamiento,
desde la sangre que ya no distingo
en tu cuerpo o en el mío.

Mis noches se han profanado en dos segundos
y tú mueres luego,
en el tercer segundo del apogeo de la dicha;
y yo, me doy un tiempo
y en el quinto
también muero.
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