José Canziani es un arquitecto enamorado de la arqueología. Con estudios en Florencia y Lovaina, acaba de publicar Ciudad y territorio en los Andes (Fondo Editorial PUCP), donde nos explica cómo fue el armónico urbanismo prehispánico. Una lección para construir el Perú –y sus ciudades– del futuro.

Autor: Gonzalo Pajares C.
Ilustración: José Canziani

“En las sociedades precolombinas hubo una armonía entre el manejo del territorio –del espacio y del paisaje– con el emplazamiento o lugar donde instalaron sus aldeas y, más tarde, sus edificios ceremoniales y, luego, sus ciudades y, por último, su arquitectura. Hay una integración entre estos tres niveles espaciales: territorio, asentamiento y arquitectura. Sobre todo, en el caso de territorio: lo han transformado, tienen una identidad con él y, por lo tanto, lo que hacen allí parece que siempre hubiese existido”. Así describe el arquitecto a las construcciones precolombinas, que armonizaron arquitectura y naturaleza.

¿Cuándo perdimos la brújula?
En lo que muchos historiadores y antropólogos han denominado el ‘síndrome colonial’. Significa que llegan los conquistadores –con otra lógica, con otro modo de producir–, y se instalan en este territorio. Al no entenderlo, destruyen el conocimiento previo, y fundan ciudades a la ‘española’ en territorios indígenas. Prácticamente no hay una obra de infraestructura o de modificación territorial durante la época colonial. Desde allí viene el triste desconocimiento, la distancia y la alienación que sufrimos sobre el territorio. Nos comportamos, con respecto a él, como si absolutamente no hubiera una identidad, un pasado, una memoria, valores patrimoniales, e interviniendo en él y haciendo barbaridades.

En el contexto de la época precolombina, ¿se puede hablar de ciudades?
Bueno, con otros nombres, pero el concepto estaba: gente que no vivía en el campo y que se concentraba en un lugar específico desarrollando actividades relacionadas con la producción: desde los servicios religiosos y astronómicos, hasta pasando por la planificación territorial y las obras de infraestructura hidráulica. Sin descuidar la presencia de artesanos, etcétera.

John V. Murra habla del control de pisos ecológicos y del tránsito constante de las comunidades precolombinas, donde el ‘sedentarismo’ era una excepción.
No es del todo cierto, porque sí existen asentamientos aldeanos y permanentes, sobre todo agrícolas y pesqueros. Así como Murra plantea la tesis de la territorialidad, María Rostworowski plantea la tesis de la horizontalidad. Es decir, en los valles hubo una especialización productiva de la pesca, la agricultura, la caza, etcétera.

¿Las reducciones coloniales, por su nueva concepción del espacio y al confinar a los indios en un solo lugar, cambiaron la identidad del indígena durante la colonia?
En efecto, la violencia de la Conquista, y las enfermedades que trajeron los españoles, desintegraron las sociedades indígenas. El sistema de concentrarlos para obtener mano de obra generó una erosión entre territorio y ecosistemas que, a la larga, perjudicó al mundo andino.

Usted ha recorrido, por ejemplo, el norte peruano, estudiando los asentamientos moche de Huaca de la Luna y San José de Moro.
Efectivamente. En la Huaca de la Luna observamos centros urbanos muy potentes que ya constituían ciudades. En Moro no existe esta distribución. ¿Por qué habrían esas diferencias? Porque la organización estatal no está en todas partes. En algunos casos hubo una fuerte organización política que se expresa en ciudades teocráticas. Donde no hay Estado aparece la tribu, el conflicto, situación que hoy, por ejemplo, vivimos en el Perú.

¿La arquitectura nos permite, por ende, conocer cómo estaba estructurada una sociedad?
Esa es la tesis de mi investigación: hay una correspondencia entre la forma de organización social y la manera de asentamiento de los pueblos. Donde hay ciudad y hay identidades urbanas, hay organizaciones políticas sólidas, de nivel estatal. Por ejemplo, Wari requiere de la ciudad como un instrumento de dominio y de afianzamiento de su poder. Donde no encuentra ciudad, la funda, y crea un urbanismo planificado. Una vez que Wari decae, las ciudades desaparecen. Es decir, no es que la gente se volviese incapaz o perdiera inteligencia o sufriera un cataclismo. Su cataclismo estuvo en que desapareció el Estado y la gente recuperó su modo de vida rural, en las aldeas, etcétera… hasta que aparece el Estado Inca que implanta un nuevo orden y crea, otra vez, ciudades en el espinazo andino.

*Publicado en Perú.21 7/9/09

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ENTREVISTA. ‘DONDE NO HAY ESTADO, APARECE LA TRIBU Y LOS CONFLICTOS’ *

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