Luis Pásara, abogado, periodista y profesor universitario, analiza aquí la campaña electoral, revisa la performance de los candidatos y desmiente el tono triunfalista de quienes hablan del milagro económico peruano. Conversamos con él tras la aparición del libro Perú ante los desafíos del siglo XXI, que ha editado.
Por Raúl Mendoza
Foto José Vidal
Esta campaña es singular: cinco candidatos disputan con posibilidades su pase a segunda vuelta. ¿Qué revela eso?
–Lo primero que revela, o confirma, es que no hay partidos. Vivimos una democracia sin partidos. Tenemos una serie de candidatos que han llegado allí por distintas circunstancias. Han aparecido cinco, pero pudieron ser tres u ocho. Y tenemos un electorado que, como no hay partidos, está a la búsqueda de lo que aparezca.
–El voto del elector es una incógnita para los politólogos. ¿Por qué es tan imprevisible?
–La volatilidad del voto se explica en que no hay opciones claras. Y la campaña es bien light, sin contenidos. Antes que responsabilizar al elector, hay que responsabilizar a las pobres ofertas que recibe. El elector peruano, del 90 para acá, está cada vez más decepcionado de la política. No iría a votar si no fuera obligatorio. Siente que su futuro no se relaciona con la política.
–Paradójico para un país que crece.
–Es que los políticos han prometido sistemáticamente y no cumplieron. En esto la campaña de los legisladores es más descarada: prometen cosas que no podrán cumplir. Y en este juego tramposo de la oferta la gente se desilusiona.
–¿A qué se debe la subida de Kuzcynski? ¿Por qué las clases medias y los jóvenes han enganchado bien con él?
–Es un buen producto de marketing. Y muy intenso: las llamadas telefónicas que se hacen a las casas son un anuncio de que hay fuentes importantes de financiación. Eso es caro, salvo que Telefónica le regale las llamadas. Su éxito más explicable es el de los jóvenes: no conocen que ha sido un representante de los intereses del gran capital internacional, que es responsable de desgravaciones tributarias enormes, que le hizo favores tributarios a Techint para la construcción del gasoducto. Los jóvenes no tienen idea de eso.
–Toledo, que tiene propuestas similares a PPK, ¿por qué se cae?
–Si aplicamos ‘malo conocido que bueno por conocer’, Toledo no es mal candidato. Pero si uno se pone exigente, no satisface.
–¿Ollanta es el antisistema como lo pintan algunos medios de comunicación?
–Ya no. Lo fue en la campaña anterior. Desde entonces no ha sido una figura notoria, no fue un líder de la oposición y su bancada se le deshizo entre las manos. Tiene menos credibilidad que el 2006.
–Ollanta ha moderado sus posiciones en esta campaña, y hasta se ha reunido con el cardenal Cipriani. ¿Qué le parece el cambio?
–Nada es creíble en esta campaña. Por ejemplo, el tema del aborto fue planteado por él y Toledo en sus planes de gobierno, y luego han retrocedido porque esos asuntos inquietan al cardenal.
–Los medios de comunicación también juegan su partido en esta campaña. Algunos se han convertido en medios de propaganda y hasta de guerra sucia…
–Sin duda. Ayer un diario decía en primera plana que el dólar había subido tres céntimos porque Humala apareció segundo en una encuesta. Hay una campaña anti-Humala, como hubo la vez pasada.
–¿Por qué Castañeda se cayó?
–Castañeda se cae por dos cosas: primero, porque no habla y es muy mal candidato. Y, segundo, por las denuncias de corrupción en la municipalidad de Lima que son sólidas. Nunca da explicaciones.
–El 20% de voto duro de Keiko habla del recuerdo de su padre en la población, pero también de que a mucha gente no le importa un gobierno que robe con tal de que haga obra.
–No solo que robe sino que mate como ocurrió en el régimen fujimorista. Cuando yo era chico gobernaba el país el general Odría y la gente decía ‘roba pero hace obra’. Lo de Fujimori es peor porque se trata de que aunque robe, mate, persiga, eso no importa. Que 20% de electores apoye a su hija es triste.
–¿La injerencia de García en la campaña ha influido a favor de algún candidato?
–García está en campaña para el 2016 y sus cálculos tienen esa mira. Esta vez intentó beneficiar a Castañeda y no le ha ido bien. Ahora debe estar viendo cómo jugar sus cartas ante el nuevo escenario.
–¿Cuáles son los temas de fondo que no se tratan en esta campaña?
–El problema principal del país es la educación: ¿Qué hemos oído como propuestas sobre educación? Toledo ha propuesto triplicar el sueldo a los maestros. No está mal, pero hay que proponer más que eso. En temas de salud, sobre todo para el interior del país, donde el problema es grave, ¿estamos escuchando propuestas? Otro tema es la justicia. Los candidatos se reúnen con el presidente de la Corte Suprema, pero lo que sale de ahí no está claro. La campaña es de gestos.
–¿El peor escenario de la segunda vuelta?
–Soy de los que no ven una propuesta atractiva en ninguno de los cinco candidatos, pero el peor escenario sería una segunda vuelta entre Keiko y PPK.
–¿Cuáles son sus razones?
–Keiko representa uno de los gobiernos más siniestros y malsanos que hemos tenido. Su padre montó un sistema muy organizado para silenciar a la oposición y para robar de manera espectacular. Es volver a lo peor del pasado. Y PPK va a la presidencia para hacer negocios junto a la gente que representa. Vivimos un contexto en el cual el Estado está cada vez más alejado de la gente. PPK lleva eso al extremo porque lo que hace es privatizar el Estado, en el sentido de ponerlo al servicio del gran capital.
Mirando el futuro
–Obama ha elogiado la economía del país por su crecimiento. ¿Lo ve mejor que antes?
–Hay un crecimiento económico y una disminución de la pobreza indiscutibles. Sí, el Perú está mejor, es más agradable en algunos aspectos. Pero depende de a qué le demos más importancia. Lo colectivo no mejora. Un ejemplo, el transporte. Hay un Metropolitano, pero el transporte de Lima sigue siendo un caos. Ahora vamos a tener Tren Eléctrico y no está conectado con nada, no es parte de un sistema.
–También es crítico de la clase dirigente.
–Eso sí no ha mejorado. El Perú es el ejemplo dramático de una clase dirigente que no mira hacia adentro. Seguimos siendo un país tercermundista, pobre en muchos sentidos, terriblemente ignorante. Todavía no hemos comprado el pasaje para entrar a la globalización.
–Vargas Llosa tiene una relación de amor-odio con el Perú parecida a la suya. Él ahora es muy optimista. ¿Usted también cambió?
–Eso no lo juzga uno, sino otros. Si ser optimista es creer que el Perú puede estar mejor de lo que está y ser pesimista es creer que el Perú puede estar peor de lo que está, yo diría que no soy optimista. Veo pocas condiciones para que el Perú tenga un progreso sólido. Y esta campaña electoral lo prueba de manera muy clara.
Perú: agenda pendiente
El libro Perú ante los desafíos del siglo XXI (Fondo Editorial PUCP 2011) es una agenda sobre los problemas que enfrenta el país y los desafíos a superar en el siglo que comienza. Se trata de una actualización –y a la vez continuación– de un primer volumen publicado a fines del 2008, que reunía una serie de artículos sobre el país. Esta nueva versión incorpora nuevos temas y autores.
“La primera parte del libro retrata seis aspectos de la realidad de la sociedad peruana del siglo XXI (…). Otros seis trabajos integran la segunda parte del volumen, dedicada a los desafíos del Estado peruano en el siglo XXI (…). Finalmente, la tercera parte propone tres miradas que ayuden a poner en perspectiva la realidad problemática y los exigentes desafíos que plantea esa ‘otra cara’ del impresionante crecimiento económico y la globalización”, dice Luis Pásara, el editor, en el prólogo. Aparecido en inmejorable momento, debería ser material obligado de lectura de la clase política que pretende regir los destinos del país.
*Suplemento Domingo, La República 27/03/11